TRIBUNA ABIERTA
APLAUSOS PARA SALLE
Coraje ejemplar
“Bueno,…
bueno,… a ver, a ver… he..., no corresponden, me parece, si me disculpan, los
aplausos. Esta boca es suya y está hablando por usted, y éstas acusaciones son
absolutamente por parte y cuenta suya…”
Así se expresó
María Victoria Rodríguez hablándole al Dr. Gustavo Salle y marcando su
disconformidad con la reacción espontánea del público presente en el programa
“Esta boca es mía” de Canal 12 de Montevideo, el pasado martes 26 de agosto.
¿Qué aplausos
no correspondían? ¿De qué acusaciones quería distanciarse con tanto afán la
conductora del programa?
UN HOMBRE QUE SE LA JUEGA CON UN CORAJE QUE NO ABUNDA
El Dr. Gustavo
Salle en una estupenda muestra de coraje y compromiso ciudadano, acusó públicamente
al Presidente Mujica de estafador y nombró a algunos de sus cómplices. No vi el
programa –en general veo muy poca TV- pero si pude acceder a través de internet
a la versión grabada del momento en el que Salle despliega su valiente postura
que dejó bastante incómoda a la conductora.
La respuesta de
Salle se produjo ante la pregunta ¿qué tiene usted para decir Doctor?,
que se refería a dichos del Presidente Mujica sobre Abogados que andan buscando
de dónde agarrarse para hacerle un juicio al Estado y “terminan robándole
suculentas sumas”.
Para responder,
el Dr. Salle se levantó de su asiento y dirigiéndose a la cámara que lo estaba
tomando, miró directamente al frente y levantando su mano derecha en gesto de
acusación, dijo:
“¿Cómo le llama el Presidente de la República a los Estudios Guyer y
Regules, Posadas, Posadas y Vecino, y Ferrere, que colaboraron con usted, Sr
Presidente, para la estafa de la Regasificadora? ¿Cómo le llama usted a esos
Estudios? ¿Cómo le llama usted al Estudio de Ricardo Olivera García por el
tema de la estafa de PLUNA, Sr Presidente?
Póngale nombre usted. Yo defiendo a gente que sufre la inoperancia de gobiernos como los suyos, que tienen la fuga institucionalizada. No soy carroñero, no soy picapleitos, al contrario me la juego por el pueblo uruguayo, y lo estoy acusando de estafa”.
Póngale nombre usted. Yo defiendo a gente que sufre la inoperancia de gobiernos como los suyos, que tienen la fuga institucionalizada. No soy carroñero, no soy picapleitos, al contrario me la juego por el pueblo uruguayo, y lo estoy acusando de estafa”.
Realmente es
admirable la precisión, serenidad y firmeza con la que el Dr. Salle se expresó…
¿Cómo no aplaudirlo? Si yo hubiera estado entre el público, lo habría aplaudido
de pie.
Cuando Salle
dice “me la juego por el pueblo uruguayo”, habla muy en serio. Todos
sabemos del poder que ostentan los Estudios jurídicos aludidos en sus palabras,
y desde luego, no cualquiera se anima a acusarlos públicamente de estafadores.
Nadie duda de las influencias políticas que operan en los ambientes judiciales,
por lo que su acusación al Presidente Mujica, si bien puede contextualizarse
como una opinión política, por cierto que lo expone al Dr. Salle a
impredecibles consecuencias en el ejercicio de su profesión.
Pero para él hay algo más importante que está por encima del miedo que pueden inspirar a otros abogados, apellidos como Guyer, Regules, Posadas, Vecino, Olivera García y Ferrere, y del temor a represalias políticas que puede amordazar a quienes no tienen sus agallas: Es el valor que Concepción Arenal definía con su famosa frase:
“La dignidad es el respeto que una persona tiene de sí misma y quien la tiene no puede hacer nada que lo vuelva despreciable a sus propios ojos”.
Pero para él hay algo más importante que está por encima del miedo que pueden inspirar a otros abogados, apellidos como Guyer, Regules, Posadas, Vecino, Olivera García y Ferrere, y del temor a represalias políticas que puede amordazar a quienes no tienen sus agallas: Es el valor que Concepción Arenal definía con su famosa frase:
“La dignidad es el respeto que una persona tiene de sí misma y quien la tiene no puede hacer nada que lo vuelva despreciable a sus propios ojos”.
Con su actitud
en el programa Esta boca es mía, el Dr. Gustavo Salle demostró dignidad y ese
respeto que tiene por sí mismo, no puede menos que inspirar respeto hacia su
persona en la sociedad toda.
Espero que la
Sra. Rodríguez se disculpe por haber dicho que los aplausos no correspondían. A
menos que quiera conducir programas de esos en los que hay cartel luminoso que
dice aplausos, indicándole al público cuando debe hacer sonar las
palmas.
En esos programas el aplauso está dosificado a voluntad de la producción, que decide en qué momentos se debe expresar aprobación y en qué momentos debe reinar el silencio. La gente que asiste a esos programas es instruida para hacer lo que le diga el luminoso: risas, aplausos, abucheos, pataleos, etc. ¿Acaso quiere conducir un programa de ese tipo la Sra. Rodríguez?
En esos programas el aplauso está dosificado a voluntad de la producción, que decide en qué momentos se debe expresar aprobación y en qué momentos debe reinar el silencio. La gente que asiste a esos programas es instruida para hacer lo que le diga el luminoso: risas, aplausos, abucheos, pataleos, etc. ¿Acaso quiere conducir un programa de ese tipo la Sra. Rodríguez?
Desde las
orillas del Olimar, vaya un fuerte aplauso para el Dr. Gustavo Salle.
Aníbal Terán Castromán
postaporteñ@ 1233 - 2014-08-30
postaporteñ@ 1233 - 2014-08-30
No hay comentarios:
Publicar un comentario