EL ESTADO DE LAS COSAS
La crisis de
Ucrania es culpa de Occidente, según John Mearsheimer
La Jornada Alfredo Jalife-Rahme Bajo la lupa
31.08.2014
Son tiempos de
catarsis literarias en medio del declive relativo de Estados Unidos (EU) y de
su orfandad de pensadores geoestratégicos. Quizá su desfalleciente política
exterior unipolar sea reflejo de ello, al no saber ajustarse a la realidad
tripolar jerárquicamente cupular del siglo XXI, acompañado por Rusia y China.
EU –país
teleológica y ontológicamente unipolar– no sabe operar en la multipolaridad y
ello provoca la inestabilidad global.
La mediocridad
de la asesora de Seguridad Nacional de Obama, Susan Rice, de 49 años, es
inagotable con su patético teorema del R2P (responsabilidad para proteger) en
medio de atrocidades planetarias no pocas veces inducidas por las exacciones de
Washington que sirven de coartada para intervencionismos selectivos bajo el
axioma de los derechos humanos asimétricos y correlacionados a los intereses
geopolíticos de la Casa Blanca.
La
excepcionalidad mesiánica de EU, la nación indispensable, fue proferida por
la clintoniana Madeleine Albright, de 77 años, más atenta a los negocios de
Albright Stonebridge Group (http://goo.gl/FxUdnU),
con Samuel Berger (ex asesor de seguridad nacional de Clinton) como puente
pecuniario con el mayor banco de inversiones del planeta BlackRock/Blackstone y
su asociado Evercore Partnership (http://goo.gl/nB3ag4
).
Antes, otra
Rice, Condy, asesora en seguridad nacional de Baby Bush, había
expuesto su tropismo petrolero en representación de Chevron.
Zbigniew
Brzezinski, asesor de Seguridad Nacional de Carter (86 años), después de haber
aceptado que la unipolaridad de EU cesó de ser eterna ante el derrumbe de su
sociedad tecnotrónica y trilateral, sepultada por las derrotas militares en
Irak y Afganistán –que versa en su reciente libro (http://goo.gl/DQcsWa )–, sigue aferrado a su
obsesiva rusopatía y su caduco esquema de despedazar a Rusia carcomiendo a
Ucrania ( El gran tablero de ajedrez mundial, de hace 17 años).
Antes de la
novata Susan Rice, Obama tuvo como asesores de Seguridad Nacional al general de
Marina James Jones (70 años), que pasó desapercibido, y luego al abogado Thomas
Donilon (59), quien fue miembro del comité directivo del Grupo Bilderberg (http://goo.gl/vkxCI), a mi juicio, muy abultado
y en caída libre desde el desplome de la Comisión Trilateral (EU/Europa/Japón).
El
kissingeriano Brent Scowcroft (89 años) –con fuertes lazos con Lockheed Martin
y la Iglesia de los mormones– es una mala copia del original: operador
burocrático de ideas ajenas cuya figura fue aplastada por dos gigantes hoy
anacrónicos: por Kissinger y Brzezinski.
Hoy Scowcroft
navega en la irrelevancia en el Aspen Strategy Group que copreside con Joseph
Nye (http://goo.gl/WqPBMP ).
Kisssinger (91
años) –del grupo financierista israelí-estadunidense Rockefeller–, uno de sus
últimos mohicanos enmohecidos, se suelta con voluminosos cuan repetitivos
libros y hoy en el ocaso de su vida anda en búsqueda del Orden mundial (obra
que sale el 9 de septiembre) perdido en los escombros del Tratado de Westfalia
de hace 366 años.
Quedan pocos
pensadores lúcidos en EU de la talla del académico John Mearsheimer (67 años),
profesor de ciencias políticas en la Universidad de Chicago y uno de los
grandes teóricos de las relaciones internacionales de la escuela del
neorrealismo, quien tiene en su haber el best seller El lobby israelí
y la política exterior de EU. Su más reciente libro expone por qué los
líderes mienten: la verdad sobre las mentiras en política internacional.
En un extenso
ensayo para la revista bimensual Foreign Affairs, del muy influyente
Consejo de Relaciones Exteriores, Mearsheimer inculpa a Occidente de la crisis
de Ucrania: “las alucinaciones liberales que provocaron a Putin (http://goo.gl/EFe6Ir )”.
Cita la
entrevista premonitoria del genial diplomático estadunidense George Kennan de
hace 16 años (http://goo.gl/jUusSJ) –quien
implosionó conceptualmente a la URSS mediante su célebre política de contención
(containment policy)–, donde fustigó la ratificación de la expansión de la OTAN
por el Senado de EU: “Es el principio de una nueva guerra fría; los
rusos reaccionarán gradualmente y en forma adversa. (…) Es un error trágico
(¡supersic!). No existe razón para ello. Nadie estaba amenazando a nadie”.
Mearsheimer
diagnostica que EU y los líderes europeos cometieron un error al tratar de
convertir a Ucrania en un bastión occidental en las fronteras de Rusia. Expone
la afrenta occidental del equipo de Clinton, refrendada por Baby Bush”,
y el financiamiento de 5 mil millones de dólares desde 1991 por EU para
convertir a Ucrania en un satélite estadunidense mediante la ingeniería social
occidental, como confesó Victoria Nuland (http://goo.gl/KdxiM2
) –esposa del neoconservador straussiano israelí-estadunidense Robert Kagan–,
asistente en el Departamento de Estado para asuntos europeos y euroasiáticos.
A juicio de
Mearsheimer, Occidente creó la crisis y no era difícil vislumbrar la reacción
de Rusia después de su clara advertencia en Georgia en 2008: basta imaginar el
ultraje estadunidense si China construye una alianza militar impresionante que
intente incluir a Canadá y México (sic) en sus dos fronteras.
Después de todos
los agravios perpetrados contra Rusia –desde el golpe contra el presidente
Yanukovych, pasando por la participación de Victoria Nuland y el senador John
McCain en las manifestaciones contra el gobierno depuesto, hasta el
injerencismo flagrante del embajador estadunidense Geoffrey Pyatt, ya no se
diga la intromisión del vicepresidente Joseph Biden y el director de la CIA
John Brennan–, la imposición del fondomonetarista Arseniy Yatsenyuk como primer
ministro, no le quedó más remedio a Putin que reaccionar: Putin juega rudo.
Mearsheimer
respeta a Putin y, al contrario de su satanización por los multimedia
anglosajones, es un estratega de primera clase que debe ser temido y respetado
por cualquiera que lo desafíe en política exterior. Considera que hasta ahora
la respuesta de Putin a los eventos ha sido defensiva, no ofensiva.
Para
Mearsheimer lo ocurrido es geopolítica elemental: las grandes potencias siempre
son sensibles a amenazas posibles cerca de su hogar y sugiere que EU y sus
aliados europeos deben abandonar su plan para occidentalizar Ucrania y en su
lugar tener como objetivo convertirlo en un amortiguamiento neutral.
Concluye que EU
algún día necesitará la ayuda de Rusia para contener el ascenso de China. La
presente política de EU solamente empuja más cerca a Moscú y a Pekín. La
presente política de EU y sus aliados europeos exacerbará las hostilidades con
Rusia y devastará a Ucrania en el proceso en el que todos saldrán perdedores.
Otra opción es
crear una Ucrania próspera, pero neutral que no amenace a Rusia y que permita a
Occidente reparar sus relaciones con Moscú y así todos ganan.
Mientras en
Occidente “se consagran a discutir bizantinamente qué hacer con Rusia, el zar
Putin en forma imperturbable acaba de recordar a la OTAN que Rusia es una
superpotencia nuclear con la que no se juega (http://goo.gl/uaOaq9).
https://www.facebook.com/AlfredoJalife
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