OPINIONES COMPARTIDAS
La "chambonada"
millonaria
Una de las
aficiones favoritas del presidente Mujica en estos tiempos es bajarle
importancia al caso Pluna. Lo ha intentado por todos los medios y con los
argumentos más insólitos, diciendo primero que era un problema que solo
importaba al mínimo porcentaje de uruguayos que viajan en avión, luego con el
tema de que nadie le pregunta por Pluna en sus recorridas por el país, y
también quitando responsabilidad a los jerarcas vinculados directamente al
escándalo.
El País
Editorial jue ago 21 2014
Sin embargo su
última salida en público a hablar sobre el tema, eleva aún más el listón del
disparate, con afirmaciones que juegan a medio camino entre la ignorancia, la
mentira, y la manipulación insidiosa.
Según Mujica,
"Pluna es una chambonada de carácter histórico que viene de tiempo atrás.
Yo creo que siempre con buena intención, que me traigan uno que se puso un peso
en el bolsillo". No contento con esto dijo: "Yo me siento responsable
porque yo también, en términos generales me comí la pastilla, así que no
agarren otro chivo expiatorio".
Lo primero que
cabe decir es que esa "chambonada", término populachero para describir
un error sin intención ni mayores consecuencias, costó a los contribuyentes más
de 300 millones de dólares, y todavía no está claro si la cifra no será
bastante mayor. Esto sin contar el daño a la imagen de la seriedad del país,
del principal banco nacional involucrado en el escándalo por su orden directa,
al turismo, etc, etc, etc. O sea que de inocente "chambonada", poco y
nada.
Lo segundo que
cabe decir es que el presidente Mujica debería asesorarse un poquito mejor en
materia legal. El Código Penal está lleno de figuras delictivas donde alguien,
sin intención, genera un daño a otras personas que obligan a pagar con dinero o
con cárcel. Si usted va manejando en la ruta, se distrae, y atropella a cuatro
personas, no va a haber juez que lo exculpe, por más que le explique que fue
solo una "chambonada". Lo mismo si como empleado público "se
olvida" de denunciar un delito de acuerdo a su obligación funcional, o si
como empresario se le escapa aportar al BPS lo que corresponde por sus
empleados. El Comcar, si usted se toma el trabajo de ir a preguntar, verá que
está lleno de "chambones".
Pero hay más.
Aún aceptando pacíficamente que "nadie se puso un peso en el
bolsillo", cosa todavía por verse, este discurso de Mujica implica una
falsedad estructural preocupante. El Presidente quiere dar la idea de que su
gobierno solo hizo cosas derechas y con buena intención para evitar un problema
mayor al país; y esto simplemente no es verdad. Cada nueva revelación sobre el
caso Pluna, y sobre todo en referencia al bochornoso remate de los aviones,
deja en evidencia que hubo una planificación, una puesta en escena, que intentó
crear una fantasía de oferta pública, cuando el Presidente y su entorno cercano
sabían perfectamente que todo era una gran mentira. Se buscaba así engañar a la
opinión pública, para perjudicar a acreedores y trabajadores en beneficio de un
empresario en concreto. Y tan enterado estaba el Presidente de todo esto, que
incluso se animó a decir antes de la subasta que la misma iba a durar "5
minutos".
Por lo visto,
el Presidente no necesita "el diario del lunes" para saber qué
ocurrirá en el futuro cercano.
Pero hay algo
todavía más peligroso en la forma de actuar del Presidente, y es la permanente
subestimación de la inteligencia de la población. De ese uruguayo de a pie al
que siempre dice representar mejor que nadie. Casi al final de su mandato, que
se desarrolló en uno de los mayores períodos de bonanza que el país haya
atravesado, que contó con mayorías electorales propias para hacer lo que quiso,
el balance de su gestión es tremendamente flaco. Más allá del culto a su imagen
en el exterior, es poco y nada lo que deja al futuro del país.
Sin embargo, en
cada entrevista, en cada alocución radial, el Presidente sigue dando cátedra de
todos los temas, violando las reglas republicanas que siempre afirma respetar,
agrediendo y operando con un sentido de impunidad absoluto. Y cuando alguien se
toma la audacia de incomodarlo con preguntas obvias, sale por la tangente con
un leguaje lunfardo impostado, "botijeando" al interlocutor de turno,
como en este caso.
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