LA TRAGEDIA DE NO SABER COM
"Un carajo"
Hace ya
demasiado tiempo que el presidente José Mujica amenaza con firmar el
controvertido contrato con la minera Aratirí. Desde su entorno próximo se ha
indicado, en más de una ocasión en el último año, que la dichosa firma es
"inminente" y que el tema está "definido". Sin embargo, el
primer mandatario no solamente no ha estampado todavía la rúbrica en el
documento sino que, repentinamente, ha comenzado ahora a advertir -con ese
vocabulario que le caracteriza- que podría "no firmar un carajo"
(sic).
El País mié ago 20 2014
Pocos asuntos
ejemplifican mejor que el de Aratirí la falta de gestión del actual gobierno
sobre temas que hacen al futuro del país.
El año pasado
el propio Mujica instruyó a sus ministros a prepararse para defender la firma
del contrato con Aratirí y dejó claro a su entorno que tenía la "decisión
tomada" de avalar el megaproyecto minero.
Se comenzó a
hablar de la inminente firma del contrato con Aratirí. En más de una ocasión se
anunció oficialmente un día que la firma se concretaría al día siguiente. Pero
nada sucedió. El 2013 se fue en amagues.
Finalmente se
indicó que el contrato, que se firmaría contra viento y marea, tendría algunos
aspectos que serían "secretos". El propio subsecretario Edgardo
Ortuño dijo que la firma del acuerdo con Aratirí era "un paso
estratégico", reiteró que algunos puntos del acuerdo permanecerían
"en secreto" y anunció que el contrato quedaría firmado en febrero de
2014. Es decir, hace seis meses. ¿Usted vio que se firmara en febrero? ¿Y en
marzo, en abril, en mayo, en junio o en julio? Nones.
¿Cosas de
Ortuño? Nada de eso. El propio Mujica dijo en declaraciones al diario La
República que en febrero firmaría el acuerdo con Aratirí.
En febrero no
se firmó nada, pero a inicios de ese mes Mujica volvió a reunir a su Consejo de
Ministros, mientras desde la oposición se volvió a criticar el proyecto. Ya por
ese entonces, hace seis meses, el grupo Zamin Ferrous, que impulsa la inversión
de Aratirí, anunciaba que el precio de la tonelada de hierro bajaría este año.
Ahora, en
agosto, el presidente Mujica ha salido públicamente a admitir que las
negociaciones con Aratirí son "complejas". Que el precio de la
tonelada de hierro ha bajado (ya se sabía que sucedería). Que a él no le
temblaría el pulso para firmar el contrato si la inversión le sirviera a
Uruguay, pero que a la vez no firmaría "un carajo" si el acuerdo no
fuera ventajoso para el país, porque él no firma "cualquier cosa".
¿Qué hay detrás
de esa firma, tan largamente postergada, para concretar este negocio tan
férreamente defendido por un presidente que ahora, súbitamente, advierte que no
firmará "un carajo" algo que no le sirva al Uruguay?
¿Qué pasó? ¿Qué
cambió? ¿No debe el gobierno, cuando se trata de un proyecto que afecta tan
drásticamente el futuro del país, ser más transparente?
Y, de paso, ¿es
lógico que este contrato tan relevante lo firme un presidente que, como él
mismo dice, tiene ahora tantas dudas, cuando le queda tan poco para entregar la
banda presidencial?
No hay comentarios:
Publicar un comentario