PASANDO A LIMPIO
Los Intelectuales En Retirada
Graciela Bianchi: Los cargos en la educación se repartían entre en MPP y el PCU,
los no afiliados quedamos fuera
Luis Garibaldi: No habrá sido tan así porque tú ocupaste varios cargos...
Graciela Bianchi: ¡Pero siempre de secretaria!!!!!
Luis Garibaldi: No habrá sido tan así porque tú ocupaste varios cargos...
Graciela Bianchi: ¡Pero siempre de secretaria!!!!!
Hablando se
entiende la gente. Eso que citamos es de un debate en “Sonia entrevista”, el 6
de agosto.
En esta nota
quiero empezar a abordar algunos aspectos de la situación político-social
que van apareciendo en la campaña electoral, y que (y es lo menos
importante) pueden explicar las “putas cifras” que tanto preocupan a algunos.
Importa más comprender las cosas que están detrás de las cifras
Hoy tomaremos
uno de esos temas, ya que hay varios. El título elegido es una broma de alguien
con manía por los clásicos marxistas, más apropiado sería decir los
burócratas pequeño-burgueses en retirada. Nuestro tema hoy es el cambio
en la relación del Frente Amplio con la pequeño-burguesía
Muchas veces
escuchamos repetidas quejas contra la ineptitud e incluso estupidez de la gente
que fue promovida a los cargos directivos en la educación por los gobiernos
frentistas, descartando tantas personas calificadas e inteligentes que podrían
haberlos ocupado, y quedaban por debajo de esos inútiles puestos a dedo. Pero
es la primera vez que oigo que esto termina en “no me dejan trepar a mí”
Graciela Bianchi ocupó, cierto es, varios cargos; siendo directora de
un liceo público tuvo un conflicto muy sonado con las autoridades de
Secundaria. Pero tan huérfana de apoyo político no andaba si el vice Danilo
Astori salió a respaldarla. Ahora se postula al senado en la lista de Lacalle,
del que es asesora en materia educativa. Como sabemos, la propuesta de Lacalle
en esa área es la “solución chilena”.
Cuando aquel
episodio, dijo: “Hay en el gobierno como una pequeña burguesía de burócratas
bastante mediocres que no quieren volver al 106, a la Playa Ramírez ni a
veranear en Las Toscas, ni bajarse de los autos oficiales y quedarse sin
choferes... estas majugas quieren el poder para defender una situación de
privilegio personal.”
Dos preguntas
uno puede hacerse. ¿Cómo logra percibir tan claramente la impronta de clase del
gobierno frentista? Y ¿por qué tanta bronca?
Lo primero es
simple, Graciela se hizo una sincera introspección. Y lo otro, ahora queda
claro.
De la misma
forma en que agregamos elementos para definir el perfil de un país diciendo
cuantos médicos tiene por millón de habitantes, cuantos ingenieros, maestros, o
escuelas o camas de hospital, y lo mismo con signo contrario, cuantos militares
o cuántos niños muertos en la primera infancia, también podríamos medirlo según
cuantos intelectuales carreristas cada millón de habitantes. Claro está, esto
habría que combinarlo con otros índices, como ser cuantos puntos del PBI se
destinan a educación, o a Investigación y Desarrollo.
Haciendo así
las cosas probablemente veamos que Uruguay puede tener muchos intelectuales con
aspiraciones a ocupar lugares en el aparato del Estado o instituciones
académicas u ONGs o similares, pero el país destina pocos recursos
a crear esos lugares. Los que, teóricamente, no estarían destinados simplemente
a dar empleo a esa gente, sino a determinadas funciones sociales
que van, o deberían ir, MÁS ALLÁ de los lugares mismos. La
sociedad costea a un intelectual (funcionario, académico,
docente, investigador, gestor, abogado, cura, etc.) para obtener un provecho
social de su trabajo.
Uruguay es un
país que invierte muy poco en educación en relación al provecho
social que se debería esperar de la educación, muy poco en salud
en relación al resultado final en términos de salud de todos, y así
sucesivamente.
Pero si medimos
esto no por los resultados finales sino por el engorde
colateral, encontraremos un panorama muy diferente.
El hecho es que
Uruguay gasta MUCHO en los escalones medios y superiores de los
aparatos de gestión de esos servicios sociales (o sin ninguna función social en
absoluto, como lo que se gasta en los escalones superiores de las fuerzas
armadas y en toda su infraestructura y equipamiento), incluyendo los parásitos
privados adscritos a esos servicios como ser empresas contratistas o
proveedoras. No hay recursos para alimentar los sueldos docentes, pero los “expertos”
de la reforma Rama y su continuación se la llevaron en carretilla. (Tan solo
por citar un caso, Renato Operti acumuló un millón de dólares en sucesivos
contratos).
Cuando en estas
áreas se habla de “pagar por resultados” habría que comenzar por esos
estamentos de la tecnocracia. Siguiendo con el ejemplo de las fuerzas armadas,
el país gasta un dineral sin ganar ninguna batalla, y lo mismo puede decirse
aplicando este símil a todas las batallas. En salud o educación se manda al
combate un ejército de soldados con sueldos de hambre y mal armados, dirigidos
por una oficialidad sobre-extendida que se come todos los recursos en forma
directa o indirecta (o sea, también por desviación de recursos a su periferia
de parásitos privados, que muchas veces son del mismo ambiente social de donde
provienen estos “oficiales”, o cuadros jerárquicos de funcionarios).
Veamos por
analogía y contraste. Haití es un país que recibe recursos para asistencia
humanitaria, la mayor parte de ese presupuesto se queda en los circuito de las
ONGs y solo migajas llegan al supuesto destino de fines sociales. En Haití, ese
circuito de ONGs tiene una gran proporción de cuadros extranjeros.
Y en eso somos
diferentes, nuestro país no necesita importar intelectuales carreristas
porque alcanzan y sobran, tiene para exportar. Lo que no tiene (o podría
tener pero nos los aplica) son los recursos para la
infraestructura, la logística y los insumos de esos servicios.
¿Por qué no los
tiene, o por qué no los aplica?
En el modo de
producción capitalista, la rentabilidad de servicios sociales como salud y
educación depende en última instancia de la productividad del trabajo,
que es lo que determina qué tan rentable es la inversión en MANTENIMIENTO
y CALIFICACIÓN de la fuerza de trabajo. En un país industrial de
alta tecnología y utilización plena de la capacidad instalada sale muy
cara cada hora de trabajo perdida, y es un desperdicio dejar al
trabajador sin formación, o sin la posibilidad de aplicar su
formación en el trabajo
Pero en un país
de baja industrialización y siendo su poca industria liviana
y atrasada, en un país agro-exportador productor de
bienes primarios y de utilización extensiva de la tierra sin alta
generación de empleo, o de empleo no calificado, no logrará nunca
extraerse una diferencia de valor sustancial de su hora de
“trabajo tipo” por más que haya inversión en salud, educación, y otros
servicios sociales. Y entonces no la hay.
Un caso
ilustrativo presente en estos días, especialmente dramático: el ébola es
una enfermedad mortal y contagiosa, no se conoce cura. Pero el contagio es por
contacto directo y sus focos están en bolsones de pobreza extrema en el mundo,
con confinar a esa población alcanza. Y “no hay mercado” para investigar y
desarrollar medicamentos apropiados, no vale la pena invertir
para evitar muertes que, después de todo, las estadísticas demuestran se van a
producir igual y a corto tiempo por alguna otra causa. Y por encima de todo el
tiempo de sobrevida que se agregaría es tiempo poco productivo en
términos de valor.
Pero Uruguay no
es Haití ni tampoco es Brasil. Aquí los gestores son más grandes que la
gestión. Es uno de los “logros” del Uruguay Batllista, en el que estos sectores
sociales intermedios (ubicados entre las clases polares de la sociedad capitalista)
cobraron una dimensión relativamente grande para poder ser uno de los elementos
del colchón amortiguador de las lucha social. Esto llevó a la hipertrofia
burocrática que nos caracteriza y de la cual el país no puede
desprenderse porque es parte constitutiva de esta forma específica del régimen
de dominación, la sociedad amortiguadora
No habrá
“reforma del estado” que pueda eliminar eso, porque como dijimos es parte
constitutiva del régimen de dominación. Al punto que el aparato de gestión
burocrática (con su periferia parasitaria) sobrevive a la muerte de su objeto
de gestión y pasa a ser “gestor de nada”, o casi nada como puede
verse en caso de AFE.
Pese a esto, la
evolución o “modernización” de este estamento burocrático es inevitable.
Conrado Ramos fue sub-director de la OPP bajo Tabaré, se peleó con Mujica por lo del
“doble equipo económico” y se fue en 2010, ahora es el candidato a vice por el
Partido “Independiente”. Como Bianchi, es un representante de este sector de
tecnocracia carrerista, y en este caso un portavoz más claro de su ideología
Su programa
explícito es la “línea divisoria” entre políticos y técnicos, que los
mandos medios del aparato del Estado sean cuestión “meritocrática” y no
política, es decir que no sean cargos de confianza. Meritocrático quiere
acá decir carrerista, porque si fuésemos a “medir por resultados”
es muy claro que estos elementos han tenido un desempeño calamitoso.
El argumento
que maneja es la profesionalización, la gestión políticamente
neutra. De acuerdo a esto la política es irrelevante, da lo mismo el partido
que esté en el gobierno y si no hay ninguno mejor. Los programas no interesan,
el mejor programa es no tener programa, quedarse en un plan tecnocrático porque
otra cosa no se necesita, todo es problema de gestión
Es la
“burocracia weberiana” de que habla la academia sin preocuparse en poner esa
teoría contra los hechos, porque la historia reciente no ha mostrado eficacia
burocrática en resolver los graves problemas de nuestro mundo, que fuera de
toda duda son problemas políticos y requieren soluciones políticas
Pero esta nota
no es para discutir esas ideas, es para identificar su origen social y su movilidad
política
El Frente llegó
al gobierno apoyado en un movimiento social policlasista, pero con una “horqueta
bifurcada”. La base social del electorado mayoritario es el pobrerío
del país, pero la base social de su aparato partidario es
principalmente la “pequeño-burguesía moderna” o pequeño-burguesía burocrática
Más complejo
aún, el aparato partidario frentista tiene a su vez su propia horqueta, ya que
su burocracia tiene dos sectores aunque de diferenciación difusa, la burocracia
obrera tradicional (burocracia política y sindical que todos
conocemos) y la burocracia tecnocrática estatal y para-estatal de
impronta pequeño-burguesa. En su referencia ideológica y sus tradiciones son
también diferentes, la tendencia socialdemócrata y populista “ortodoxa”, y la
tendencia social-liberal “renovadora”.
Con la
implantación débil del capitalismo en el país (capitalismo “sin sector I” o
“capitalismo liviano”) no hay un tajo o fosa social entre la clase trabajadora
y la pequeño-burguesía (que si la hay en otros países) sino una relativa
interpenetración social y cultural, hibridez familiar, rotación, inestabilidad
económica. Una clase obrera “apequeñoburguesada” y una pequeño-burguesía
“proletarizada”
Obviamente, este carácter difuso y rotativo es mayor en las respectivas burocracias político-partidarias que representan esos sectores sociales
Obviamente, este carácter difuso y rotativo es mayor en las respectivas burocracias político-partidarias que representan esos sectores sociales
Por eso, y
porque estos sectores burocráticos han hecho molde ambos por igual bajo la
hegemonía programática burguesa de la conciliación de clases, y sobre todo
porque el ascenso del Frente y su llegada al gobierno fue una situación
expansiva para todos (y por lo tanto sirve más colaborar entre sí que
pelearse, conquistar terreno para repartirlo luego), es que en ese período de
ascenso hubo un relativo “consenso” entre los sectores del Frente.
El sector que
podemos llamar tecnocrático por su base social, o “renovador” por el
nombre que se dan a sí mismos en el plano político, pudo tener sin muchas
tensiones un papel conductor en ese período expansivo, en que el
Frente se transformó políticamente, y llegó al gobierno.
Dos cosas que ocurrieron una de la mano de la otra, pero que son conceptualmente
diferentes.
El Frente pasó,
de ser un FRENTE “coalición y movimiento” entre distintas fuerzas
políticas bajo hegemonía socialdemócrata (fuese socialdemocracia
en sentido corriente o socialdemocracia post-estalinista) pero pluralista y
tolerante bajo esa hegemonía, a ser un PARTIDO SOCIAL-LIBERAL
verticalista y autoritario, con régimen de “mano de yeso”
La tendencia de
“izquierda renovadora” fue la forma que adoptó el primer movimiento político en
la expresión de esta burocracia pequeñoburguesa, el cruce del puente
programático dentro del mismo partido.
Esa
transformación política fue estrictamente necesaria para que el Frente pudiese
acceder al gobierno, expresada en el “aprender a gobernar” de Seregni. La
“izquierda renovadora” pudo liderar esta transformación y doblegar las
resistencias interiores debido a la naturaleza burocrática e inconsecuente
(cada una a su modo) de todas las fracciones políticas de
oposición interna a ese viraje, y a la zanahoria del acceso al
gobierno que podía ofrecer al conjunto. Las burocracias menores de las
distintas fracciones estaban dispuestas a vender concesiones políticas, y al
mismo tiempo había una moneda con qué comprarlas.
Gradualmente la
situación ha cambiado. No vamos a entrar aquí en todo ese proceso porque nos
alejaríamos mucho del objetivo de esta nota, pero nos concentraremos en cómo se
dan ahora esos dos aspectos mencionados.
La “renovación”
político-programática está casi agotada por dos razones: porque en términos
generales ya está dada -y en lo chiquito es más difícil una coincidencia
plena-, y porque la coyuntura que permitió una cierta distensión social está
llegando a su fin y por lo tanto las diferencias políticas expresan esos
límites, ya que hay distintas apoyaturas sociales.
A su vez
también ha cambiado la forma en que la burocracia frentista se nutre de los
recursos del Estado.
Por un lado,
con el gobierno de Mujica vino el quiebre del manejo monopólico y
ultra-centralizado de esa fuerte de recursos; Mujica más bien expresó (aunque
también lideró) una “pluralización” inevitable en esa forma de apropiación
burocrática, un “cada cual que se maneje”.
Y además,
cuando el botín a repartir comienza a ser menos importante las diferencias se
acentúan. Hoy este sector tecnocrático de pequeño-burguesía burocrática moderna
encuentra menos rentable y conveniente pagar el precio del “consenso”
frentista.
Hoy ha comenzado el cruce del puente partidario bajo el mismo programa
Por ahora esto
es un fenómeno acotado y parcial, pero en una coyuntura electoral tan delicada,
tan “en el anca de un piojo”, es importante. Medirlo sobre los resultados
numéricos quedará para otra vez.
Hablamos de la pérdida
de convocatoria del Frente dentro de determinados ámbitos de
pequeño-burguesía burocrática, agravada por la aparición de competidores
“solventes” que tratan de captar el mismo mercado electoral con ofertas
políticas en el fondo muy parecidas
El intento
correctivo de la campaña electoral frentista es tratar de recuperar el lenguaje
obrerista y populista de la vieja socialdemocracia, que ya había sido mandado
archivar.
A esta altura
ya no es muy creíble, más cuando de entrada se empezó muy mal con el
ninguneo y la falta de respeto hacia la candidatura alternativa de Constanza
Moreira, que por lo menos podría haber servido para mostrar un pluralismo
de balcón sin riesgo político real. Pero ni eso fue posible porque
no se puede contentar a todos y en ese momento era más importante mostrar un
“fuerte liderazgo”, pese a ser anacrónico y contraproducente.
Esa pérdida de
convocatoria es, como decimos, un fenómeno parcial. Pero tiene dos puntos de
peligro.
En primer
lugar, lo que dijimos de estar “en el anca de un piojo”. Cualquier monedita
perdida es un drama. Esta pérdida de convocatoria hacia determinados sectores
de la pequeño-burguesía es UNA (y solo una) de las explicaciones
del bajón de la intención de voto frentista. La defección de algunos cuadros
frentistas (por ahora unos pocos pero algunos, y eso podría ser una forma de
medir el peso relativo de este factor) es la otra forma visible.
Y eso nos lleva
al segundo punto de peligro. Se trata de una pérdida de convocatoria en el
sector social en que el Frente recluta a sus cuadros, no su
mayoría de votos pero sí sus cuadros. Cuadros muy mediocres como
bien lo dice Graciela Bianchi mirándose al espejo, pero es lo que hay.
Una de las
condiciones del triunfo del Frente es que logró atraer a toda esa majuga con un
poco de comida. Resultó poca comida para demasiada majuga (por el tipo
de país en que vivimos), resultó que les despertó más el hambre, resultó que
ahora van por más. Pero esa convocatoria exitosa en su momento tuvo un impacto
muy importante, precisamente por las características históricas que mencionamos
de la sociedad uruguaya. En el régimen de dominación burgués la
pequeño-burguesía es un factor de reproducción ampliada, pero mucho más en
Uruguay
Mirando más de
cerca, vemos otras dificultades. Algunos cuadros emigrados pueden no ser muchos
pero abren la puerta, desestimulan la fidelidad, y facilitan el reciclaje de la
oposición burguesa. Muestran lo evidente, que en caso de ganar Lacalle gran parte
de esa majuga incluyendo muchos que por ahora siguen en el Frente, encontrarán
más práctico y rentable pasarse a la colaboración abierta con el gobierno
en vez de pasar hambre en la oposición ¿y con qué objetivo?
Si esa
situación se diese serían un grupo de presión interno para que el Frente
como tal participase en un “gobierno de gran acuerdo nacional”.
Y vemos algo
más, todavía. El intelectual carrerista frentista que viene a dar la cara no
tiene muchos argumentos para contestarle al otro intelectual carrerista que hoy
está en frente y ayer en el
Frente. Puede mostrar logros generales, pero bajando a tierra, de
la postal a la realidad, no puede desmentir las lagunas.
Y lo que menos
puede hacer aun es confrontar el discurso “productivista” de ese intelectual
renegado porque es el mismo discurso que él, “izquierdista
renovador”, ha construido, y merced al cual ha llegado al gobierno. Si los
problemas no pueden arreglarse con gestión, si son problemas estructurales,
entonces.... ¿qué hace él en el gobierno?
FERNANDO MOYANO
postaporteñ@ 1225 - 2014-08-17
postaporteñ@ 1225 - 2014-08-17
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