EL ESTADO
DE LAS COSAS
Homicidios, rapiñas, inseguridad
Una rapiña cada media hora (55 por día) y un homicidio cada 30 horas
marcarán la presencia de los delitos pesados a fines de este año de acuerdo a
los registros y estadísticas del Observatorio Nacional de Violencia y
Criminalidad (Ministerio del Interior) y del Observatorio Fundapro (técnicos y
docentes del sector colorado de "Vamos Uruguay").
El País / Editorial - dom sep 28 2014
Serán un récord de dudoso orgullo, pero serán solo un eslabón más en las
políticas de seguridad que han aplicado desde su instalación los gobiernos del
Frente Amplio. Y conste que no se incluyen hurtos o delitos menores, porque el
número de denuncias es absolutamente falso: la gente ya no se molesta en ir a
una comisaría porque sabe que, además de lo robado, está perdiendo su tiempo.
El primer semestre del 2014 muestra que el número de rapiñas se ubicó en
10.287, lo que significa nada menos que un aumento del 10% con respecto al 2013
(9.352), que había crecido un 8,4% en el primer semestre del 2012 (8.626). Ello
significa no solo un incremento del número bruto -si se mantiene la tendencia
pasaremos las 20.000 rapiñas en el año-, sino que también se acrecienta el
porcentaje (con su correspondiente efecto acumulativo) y marca una tendencia al
alza que acentúa la sensación y la convicción de un fracaso estrepitoso en la
obligación del Estado de velar por la vida, los bienes y la seguridad de sus
ciudadanos. No hay otra lectura posible.
En materia de homicidios, el primer semestre de 2014 dice, de manera
contundente, que Uruguay, con sus poco más de tres millones de habitantes,
supera en el número a Nueva York (esa violenta ciudad que exhibe el cine y la
televisión) con sus ocho millones y medio de pobladores donde convergen todo
tipo de razas, nacionalidades, creencias y religiones: 138 sucedieron en
nuestro país (83 en Montevideo) y 134 en la Gran Manzana. Con un agravante:
aquel que vive en Montevideo (1.300.000 habitantes) tiene tres veces más
posibilidades de morir asesinado que el vecino de Nueva York, sin necesidad de
ser un delincuente que integra el crimen organizado o tiene problemas
familiares, como sentenció Jorge Vázquez, el viceministro del Interior para
explicar lo que ocurre en nuestro país. En Montevideo hay una muerte violenta
cada 8.000 habitantes y en Nueva York ocurre lo mismo cada 25.000 habitantes.
Pero en este comparativo existe además una gran diferencia: el exalcalde de
Nueva York Michael Bloomberg se despidió del cargo el año pasado con un
descenso de la criminalidad del orden del 20%. Y en su discurso de despedida
destacó que esa caída se viene produciendo desde el 2001.
En Uruguay, en cambio, las cifras de homicidios que en 1985 llegaban a 119,
alcanzaron su récord histórico en 2010 con 310 muertes, aunque en la última
década han oscilado en los 290. No hay mucha variación en el número aunque sí
en la oportunidad: mientras que en 2010 los homicidios cometidos durante
rapiñas, copamiento o hurtos equivalían al 14% del total, en 2013 ese
porcentaje se disparó al 23% y para el Observatorio Fundapro, en el primer semestre
de 2014 se hallan en el entorno del 28%.
El Ministerio del Interior ha visto multiplicarse generosamente su
presupuesto (por lejos, el mayor de la historia) a lo largo de los años y ha
aumentado el número de efectivos policiales, que actualmente se estiman en unos
30.000. Sumemos el formidable auge de los servicios de seguridad privados
(manejan un número de guardias ligeramente superior) que contratan empresas,
supermercados, shoppings para garantizar su protección (apelarían a lo que
fuera), evitando así los requerimientos de presencia policial para que puedan
dedicarse a su actividad en las calles y al cuidado de los ciudadanos. No
importa: cada día estamos más lejos del discurso de Bloomberg.
La función del ministro del Interior es proteger a la gente, brindar
seguridad, prevenir y reprimir el delito. Los ministros se miden por los
resultados de su gestión, no por sus discursos, explicaciones o anuncios. Eso,
parece que Tabaré Vázquez no lo entendió y promete dos platos de sopa con
Bonomi. Tal vez piense que mienten (o se equivocan) las encuestas que lo han
ubicado invariablemente último en el ranking de evaluación ciudadana y vuelven
a mentir (o equivocarse) cuando reiteran que la inseguridad es el principal
reclamo que hacen los uruguayos. Mientras sea candidato, ese es su problema.
Mejor que no pase de ahí.
http://www.elpais.com.uy/opinion/editorial/homicidios-rapinas-inseguridad-editorial.html
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