DEL OTRO
LADO DEL RÍO
Repudian las patentes sobre semillas y llaman a la resistencia
DOCUMENTO DE
ORGANIZACIONES SOCIALES DEL LITORAL
La patente
sobre semillas es ilegítima, los pueblos deben resistencia al tirano
Frente a la nueva arremetida de las multinacionales para profundizar el
ordenamiento de la producción de alimentos de acuerdo a sus mezquinos
intereses, ratificamos que toda patente sobre semillas es una violación,
y que los pueblos tienen derecho a la resistencia frente a una
pretendida apropiación.
Hemos sido atropellados por el capital financiero mundial, las
multinacionales y sus socios y seguidores en el país. Cada día queda menos
margen para la vida comunitaria en armonía, y ese es el resultado de un sistema
que tiene como paradigma a Monsanto y sus socios. Un sistema enemigo de la vida
que ya está instalado, y que los gobiernos deben revertir, jamás acentuar como
lo están haciendo.
Estamos ante nuevas maneras de extender el colonialismo con la reducción
de las mayorías a la servidumbre, el desprecio de la biodiversidad,
el retaceo de semillas y la aplicación de la usura patentando la vida, luego de
introducir cambios genéticos con una soberbia que es propia de los patrones del
régimen.
Como respuesta, las organizaciones sociales nos vemos en la obligación de
estudiar para tomar conciencia. El conocimiento y la amistad de los pueblos son
nuestras fuentes.
De allí derivarán los planes para la independencia, y esa independencia
exige la expulsión del capital financiero, la erradicación de la usura.
Cualquier persona que siembre tiene derecho a usar semillas de su
producción, intercambiarlas, regalarlas, y a cultivar sin riesgos de que los
transgénicos modifiquen los ciclos biológicos y contaminen la naturaleza.
Este sistema implantado con el solo interés del lucro es el fruto de la
modernidad esclavizadora, genocida. Nosotros somos hoy los indios, los negros,
los gauchos, la barbarie. Las multinacionales, los estados que las apañan y sus
socios vernáculos traen zozobra y muerte, en las antípodas de José Artigas que
devolvió tierra y dignidad a los indios, los negros, los gauchos, esperanzas a
los que el régimen llama barbarie.
El genocidio del Abya Yala sigue vigente por distintos medios. Hoy se
expresa en los transgénicos y el riego con cocteles de químicos que atentan
contra la salud, ante la mirada cómplice de empresarios, políticos y
profesionales ligados al negocio.
Sufrimos un éxodo lacerante, y el capital llega en el siglo XXI a devorar
lo poco que va quedando tras cinco siglos de saqueos.
Los legisladores no están autorizados por los pueblos a acompañar los
desmanes del gran capital, las patentes sobre las semillas no tienen licencia
social, y las leyes contra la vida demuestran que los legisladores no
representan hoy más que sus intereses y los de sus opulentos socios del
sistema.
Hace casi dos años firmamos con numerosas organizaciones del litoral
argentino un documento en defensa del maíz y la vida. Allí declaramos al maíz
(Zea mays) semilla venerable e inviolable de Abya Yala y el planeta, alimento
sustancial de la especie humana, y advertimos que desconocemos toda patente
privada o propiedad intelectual sobre la semilla o la planta del maíz.
Repudiamos las patentes. A las semillas no las fabrican los ricos, son de la
naturaleza, y hay miles de años de trabajo e ingenio humano puestos en algunos
cultivos. No estamos dispuestos a entregar la soberanía. Nadie, absolutamente
nadie es propietario de la genética de una semilla.
Focalizamos un cultivo milenario, símbolo entre los alimentos del Abya
Yala, pero hicimos extensivas nuestras prevenciones por todas las especies.
En estos días de setiembre de 2014 acompañamos otro documento, junto a
entidades hermanas, titulado “no nos patenten la vida”. Allí sostenemos
que no hay nada que negociar con la invasión colonial, no hay coexistencia
posible.
La producción a gran escala con químicos y transgénicos, el patentamiento
de semillas y las exigencias de regalías a los que sembramos son las armas de
un ataque neocolonial que no da lugar a la vida familiar, a las chacras, a la
producción orgánica de los campesinos, a los conocimientos milenarios, a la
alimentación sana.
Las patentes sobre las semillas son una declaración de
guerra del capital a los pueblosy a la libertad. Tomamos nota. Detrás de estos
proyectos para apropiarse de la vida hay un tirano que se llama capital
financiero. Los legisladores están obligados a actuar contra ese tirano y
contra todo avasallamiento.
Nuestros reclamos deben ser entendidos como reafirmación de la libertad de
las semillas, del derecho a cultivar la tierra. Somos muchos los que abrimos
los ojos ante la prepotencia de los imperialismos que se disputan nuestro
suelo, y de la metrópolis unitaria mitre-roquista.
Ante el despotismo rescatamos como arma invencible la sensatez de
nuestras luchas.
La tierra no es del hombre, el hombre es de la tierra. No hay derecho
legítimo a romper, llevados de ilusiones pasajeras, nuestra honda pertenencia
al paisaje y nuestra solidaridad con los pueblos y demás seres vivos de mañana,
en todas las latitudes.
La unidad de los pueblos del Abya Yala y el mundo nos hará libres.
Como cada día 25 decimos con miles en el mundo ¡muera Monsanto!
Paraná, 25 de setiembre de 2014
Junta Abya Yala por los Pueblos Libres –JAPL-.
Programa de Extensión "Por una nueva economía,
humana y sustentable" de la Carrera de Comunicación Social, UNER.
tirso - postaporteñ@ 1247 -
2014-09-26
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