EL ESTADO
DE LAS COSAS
Cada vez más dudas
En estos días se cumplen seis años del inicio de la reforma de la salud.
Una medida polémica, ambiciosa, estatista e hiper reguladora, que tras este
razonable período de evaluación, cada día deja más dudas sobre su efectividad.
El País / Editorial jue sep 11 2014
"Emergencias esperan hasta 10 horas frente a los hospitales". El
título del diario El País del pasado sábado ilustra sobre uno de los problemas
que viene mostrando el sistema de salud por estos días. Incluso hubo casos de
pacientes que han fallecido en las propias ambulancias mientras esperaban ser
ingresados a un centro de salud, como ocurrió hace pocos días, en un caso que
terminó en la justicia penal. En la nota los encargados de los servicios de
emergencia alertan que el servicio de ingreso a los hospitales ha venido
cayendo sistemáticamente en los últimos 10 años, y que existe un peligro cierto
de un colapso de todo el sistema.
Uno de los problemas más llamativos que muestra la marcha de la reforma es
que a contrapelo de lo anunciado, no ha mejorado en forma importante la
atención en los hospitales públicos manejados ahora por ASSE. Se suponía que
con el desplazamiento de miles y miles de usuarios a las mutualistas, los
recursos con los que ya contaban estos, sumado a las generosas partidas
presupuestales adicionadas en estos años de bonanza, mejorarían de manera
exponencial. Nada de eso se ha visto, sino que por el contrario, estos centros
de salud han ocupado muchos titulares de prensa por motivos poco edificantes.
Muertes sospechosas y al parecer evitables, escándalos de corrupción, falta
de personal, conflictos sindicales interminables y sangrientos que en algunos
casos han forzado a declarar la esencialidad. Estas son las cosas que nos hemos
acostumbrado a leer al respecto, sin que quede muy claro porqué con más dinero,
para menos pacientes, el servicio no logra mejorar como debería.
En el sistema privado la cosa no está mucho mejor. En lo que son las
mutualistas, la avalancha de nuevos usuarios, sumado a los rígidos controles
estatales que van desde la publicidad hasta qué tipo de innovación tecnológica
se puede aplicar, han afectado al tradicional reducto de atención de la clase
media uruguaya. Estudios simples que llevan un mes para realizarse, consultas
con especialistas para los cuales conseguir hora es una odisea, burocracia
creciente y servicios de atención en caída, son el panorama habitual de estas
instituciones. Con el agravante de que su cada vez mayor dependencia de los
dineros vertidos por el Estado, hace casi imposible conseguir información veraz
de los mismos, ni que algún jerarca se anime a dar un matiz sobre esta
maravillosa reforma.
Y por otro lado está el tercer jugador del sistema, los seguros privados.
Los mismos, que en alguna época fueron apenas para un núcleo muy pequeño de
personas con muy buen nivel económico, vienen experimentando un crecimiento
explosivo. Es difícil manejar números concretos al respecto, sobre todo porque
a partir de la reforma los mismos reciben una pequeña cápita por parte del
sistema integrado de salud, lo cual hace que sus responsables se cuiden mucho
de criticar el sistema. Por otra parte, los problemas que estos cambios han
generado en las mutualistas, es lo que les está proporcionando un río de nuevos
clientes. Basta ver las enormes obras que se vienen realizando en los
hospitales vinculados a estos seguros, para darse cuenta de su crecimiento en
los últimos años.
Es curioso, porque la reforma de la salud, llevada adelante por dos
ministros emblemáticos de "la izquierda" como María Julia Muñoz y
Daniel Olesker (e intragables para cualquiera que no tenga genética frentista
libre de cruzas) parece haber llevado a una mayor privatización y segmentación
de la salud, a la vez que no ha logrado elevar en forma notoria la atención en
el sistema público.
Por el contrario, ha vuelto a golpear a la clase media uruguaya, al
forzarla a emigrar hacia el costoso sistema de seguros privados, o le ha
generado una pérdida palpable de calidad en los servicios del tradicional
sistema mutual. Tal es así que desde los sectores gremiales, tradicionales
aliados de la reforma, se ha aceptado por estos días que hay cosas de la misma
que requieren urgente revisión.
Sin embargo, en la campaña es poco y nada lo que se habla al respecto. Y
buena falta que haría.

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