REVOLVIENDO
LA HISTORIA
Hace medio siglo abortó la "Operación Sorpresa" en Uruguay
Un golpe de Estado anticomunista
promovido por civiles, militares y policías
Escribe Sergio Israel Búsqueda
Nº 1780 - Montevideo, 4 de setiembre
Aun antes del golpe de Estado en Brasil (31 de marzo de 1964) un intento
similar fue organizado en Uruguay por la organización anticomunista
Vanguardia Tricolor, que se propuso imponer un "Gobierno de la
Revolución Nacional" con apoyo de civiles, militares y policías.
El plan comprendía "tomar por sorpresa los puentes de la capital"
y "aprehender radioemisoras para emprender la primer(a) proclama al
país". El golpe abortó antes de intentarse porque uno de los que fueron
invitados a participar, el sacerdote y profesor de Filosofía de la localidad de
José Pedro Varela (Lavalleja) Humberto Pezzutto, denunció el complot a la
Policía y compareció ante la Justicia en enero de 1964.
Aunque la denuncia del cura, las detenciones realizadas por la Policía y la
difusión en los medios terminó con los planes veraniegos, hasta ahora se
conocen pocos detalles del "putsch".
Para la historiadora Magdalena Broquetas, autora del libro "La trama
autoritaria. Derechas y violencia en Uruguay (1958-1966)", publicado el
mes pasado por Ediciones de la Banda Oriental, se trató de "un confuso
episodio con amplia repercusión mediática" que identificó a la
organización anticomunista Legión Artiguista con esa intentona que, según la
académica, no tuvo "buena recepción en la opinión pública".
La reconstrucción histórica realizada por Broquetas para su tesis de
doctorado en la Universidad de la Plata (Argentina) indica que el 24 de enero
de 1964, el jefe de Policía de Treinta y Tres comunicó al Servicio de
Inteligencia y Enlace (SIE) de la Policía de Montevideo una información que
alertaba acerca de un golpe de Estado previsto para el día siguiente "por
parte de comandos civiles con apoyo militar".
Parte de la reconstrucción de los hechos ocurridos medio siglo antes se
produjo gracias a la consulta de archivos del desaparecido SIE, heredados
por la Dirección Nacional de Información e Inteligencia (DNII), luego
rebautizada DGII.
Engrudo, holgazanería y armas. La investigación reveló que varios
integrantes de la organización de ultraderecha Legión Artiguista, que
presidía entonces el teniente primero Vicente Vivas, consideraron, en la
segunda mitad de 1963, que "el gobierno no se mostraba lo suficientemente
fuerte ante la actividad del comunismo, especialmente en medios
sindicales", y resolvieron intervenir. El "intelectual" de esa
tendencia habría sido el vicepresidente de la organización, César Lassus,
quien evaluó un conflicto de los trabajadores del transporte, que bloqueó por
unas horas el Palacio Legislativo, como un claro ejemplo de "indisciplina
social" a la que había que poner coto.
Como cabeza militar del grupo, escindido de la Legión Artiguista, figuraba
el coronel retirado Carlos Acuña, quien consideró que la organización
"habla contra el comunismo pero no actúa", y decidió pasar a la
acción.
Oficiales del Ejército, entre los que se encontraban Tomás Vera, Basilio
Borda y el propio Vivas, se pronunciaron contra el comunismo y la falta de
"voluntad de trabajo" de los uruguayos, que se expresaba en el
sindicalismo. Secretario general de la organización era el ex sargento del
Ejército Raúl Sartorio, dado de baja de la fuerza por hacer propaganda pro
nazi. El grupo había apoyado con candidatos propios a la lista 82 del Partido
Nacional, que respondía a la fórmula Echegoyen-Nardone en las elecciones
de 1962, y había incorporado el imaginario artiguista por medio del general Edgardo
Ubaldo Genta, autor de la obra "Historia de Artigas" y uno de los
adherentes al movimiento.
En octubre de 1963, la organización legal encabezada por Vivas tenía unos
200 socios y contaba entre sus miembros a diversas personalidades de la
política, el campo, la cultura y el sector militar, que comenzaron una
actividad proselitista recolectando fondos y haciendo propaganda de sus ideas.
En una nota enviada al subjefe de Policía de Montevideo, coronel Carlos
Martín, un integrante de la Legión Artiguista, bajo el seudónimo Cazot, daba
cuenta de su poderío: "Un buen elemento nuestro trabaja en el Aeropuerto,
otro en la Aduana, y una señorita periodista que nos trae toda la información
recogida en ese medio y en el terreno estudiantil donde está muy
vinculada".
En la localidad de Varela, de donde partió la denuncia, Senefelder
Aparicio, un brasileño allí radicado, colaboró con 200 cartulinas con la imagen
de Artigas, mientras otro vecino, el comerciante Adolfo Comesaña, aportó 80
kilos de engrudo para la campaña anticomunista.
"Operación Sorpresa". Poco después, algunos de ellos
pasaron de la propaganda a la conspiración contra la democracia. En diciembre
de 1963, durante una comida de camaradería que se realizó en el club Carrasco
Polo, comenzaron a ultimarse los detalles de la intentona y unos días después,
en enero, se efectuaron otras reuniones en una chacra del barrio montevideano
de Paso de la Arena, propiedad de Comesaña, a la que asistieron una veintena de
civiles y militares.
Bajo la fachada de un inocente asado decidieron formar la más radical
organización Vanguardia Tricolor, que tuvo como sede provisoria la fábrica
de toscanos Livorno, ubicada en Presidente Giró 2488
Cuando la Policía comenzó a realizar las detenciones de varios de los
conspiradores, el líder Lassus estaba en Buenos Aires. Fue detenido el 31 de
enero, cuando regresó al país, y durante los interrogatorios en Jefatura
declaró que la proclama golpista era apenas "un borrador".
El texto convocaba a "unir en una sola voluntad nacional al ciudadano,
al trabajador, a las Fuerzas Armadas, porque un Gobierno de la Revolución
Nacional debe dignificar la vida pública para que el enriquecimiento
desproporcionado de los de arriba no se alimente con el extensivo
empobrecimiento de los de abajo".
Aunque Vivas negó, el cura Pezzutto y el comisionista Conrado López
confirmaron que en la quinta del Paso de la Arena se planeó un golpe. Según las
actas de la época "contaban con el apoyo de comandos civiles, regimiento
de ingenieros, cuerpo de caballería o tanques; que ingenieros tomarían los
puentes y vías de acceso principales; que se contaba con la simpatía de la
Policía. Que la operación se denominaba ‘Operación Sorpresa’ y que se
apresarían a consejeros nacionales y legisladores, para enjuiciarlos, con el
objeto de conocer la procedencia de sus numerarios. (…) La operación sorpresa
se haría sin derramamiento de sangre"
Algunos empresarios, como Ricardo Ferrés Terra, habían apoyado el
movimiento, pero cuando el complot se hizo público se desligaron
Aunque la Operación Sorpresa fracasó, entre otras cosas porque como dijo el
entonces embajador estadounidense Wymberly Coerr, "no hay golpistas
aceptables a la vista", la radicalización de un sector de la derecha
continuó. El 25 de agosto del año siguiente se creó la Logia Tenientes de Artigas, protagonista estelar del golpe de 1973
postaporteñ@ 1239 -
2014-09-09
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