miércoles, 10 de septiembre de 2014

Hace medio siglo abortó la "Operación Sorpresa" en Uruguay



REVOLVIENDO LA HISTORIA
Hace medio siglo abortó la "Operación Sorpresa" en Uruguay
Un golpe de Estado anticomunista promovido por civiles, militares y policías
Escribe Sergio Israel  Búsqueda Nº 1780 - Montevideo, 4  de setiembre
Aun antes del golpe de Estado en Brasil (31 de marzo de 1964) un intento similar fue organizado en Uruguay por la organización anticomunista Vanguardia Tricolor, que se propuso imponer un "Gobierno de la Revolución Nacional" con apoyo de civiles, militares y policías.
El plan comprendía "tomar por sorpresa los puentes de la capital" y "aprehender radioemisoras para emprender la primer(a) proclama al país". El golpe abortó antes de intentarse porque uno de los que fueron invitados a participar, el sacerdote y profesor de Filosofía de la localidad de José Pedro Varela (Lavalleja) Humberto Pezzutto, denunció el complot a la Policía y compareció ante la Justicia en enero de 1964.
Aunque la denuncia del cura, las detenciones realizadas por la Policía y la difusión en los medios terminó con los planes veraniegos, hasta ahora se conocen pocos detalles del "putsch".
Para la historiadora Magdalena Broquetas, autora del libro "La trama autoritaria. Derechas y violencia en Uruguay (1958-1966)", publicado el mes pasado por Ediciones de la Banda Oriental, se trató de "un confuso episodio con amplia repercusión mediática" que identificó a la organización anticomunista Legión Artiguista con esa intentona que, según la académica, no tuvo "buena recepción en la opinión pública".
La reconstrucción histórica realizada por Broquetas para su tesis de doctorado en la Universidad de la Plata (Argentina) indica que el 24 de enero de 1964, el jefe de Policía de Treinta y Tres comunicó al Servicio de Inteligencia y Enlace (SIE) de la Policía de Montevideo una información que alertaba acerca de un golpe de Estado previsto para el día siguiente "por parte de comandos civiles con apoyo militar".
Parte de la reconstrucción de los hechos ocurridos medio siglo antes se produjo gracias a la consulta de archivos del desaparecido SIE, heredados por la Dirección Nacional de Información e Inteligencia (DNII), luego rebautizada DGII.
Engrudo, holgazanería y armas. La investigación reveló que varios integrantes de la organización de ultraderecha Legión Artiguista, que presidía entonces el teniente primero Vicente Vivas, consideraron, en la segunda mitad de 1963, que "el gobierno no se mostraba lo suficientemente fuerte ante la actividad del comunismo, especialmente en medios sindicales", y resolvieron intervenir. El "intelectual" de esa tendencia habría sido el vicepresidente de la organización, César Lassus, quien evaluó un conflicto de los trabajadores del transporte, que bloqueó por unas horas el Palacio Legislativo, como un claro ejemplo de "indisciplina social" a la que había que poner coto.
Como cabeza militar del grupo, escindido de la Legión Artiguista, figuraba el coronel retirado Carlos Acuña, quien consideró que la organización "habla contra el comunismo pero no actúa", y decidió pasar a la acción.
Oficiales del Ejército, entre los que se encontraban Tomás Vera, Basilio Borda y el propio Vivas, se pronunciaron contra el comunismo y la falta de "voluntad de trabajo" de los uruguayos, que se expresaba en el sindicalismo. Secretario general de la organización era el ex sargento del Ejército Raúl Sartorio, dado de baja de la fuerza por hacer propaganda pro nazi. El grupo había apoyado con candidatos propios a la lista 82 del Partido Nacional, que respondía a la fórmula Echegoyen-Nardone en las elecciones de 1962, y había incorporado el imaginario artiguista por medio del general Edgardo Ubaldo Genta, autor de la obra "Historia de Artigas" y uno de los adherentes al movimiento.
En octubre de 1963, la organización legal encabezada por Vivas tenía unos 200 socios y contaba entre sus miembros a diversas personalidades de la política, el campo, la cultura y el sector militar, que comenzaron una actividad proselitista recolectando fondos y haciendo propaganda de sus ideas.
En una nota enviada al subjefe de Policía de Montevideo, coronel Carlos Martín, un integrante de la Legión Artiguista, bajo el seudónimo Cazot, daba cuenta de su poderío: "Un buen elemento nuestro trabaja en el Aeropuerto, otro en la Aduana, y una señorita periodista que nos trae toda la información recogida en ese medio y en el terreno estudiantil donde está muy vinculada".
En la localidad de Varela, de donde partió la denuncia, Senefelder Aparicio, un brasileño allí radicado, colaboró con 200 cartulinas con la imagen de Artigas, mientras otro vecino, el comerciante Adolfo Comesaña, aportó 80 kilos de engrudo para la campaña anticomunista.
"Operación Sorpresa". Poco después, algunos de ellos pasaron de la propaganda a la conspiración contra la democracia. En diciembre de 1963, durante una comida de camaradería que se realizó en el club Carrasco Polo, comenzaron a ultimarse los detalles de la intentona y unos días después, en enero, se efectuaron otras reuniones en una chacra del barrio montevideano de Paso de la Arena, propiedad de Comesaña, a la que asistieron una veintena de civiles y militares.
Bajo la fachada de un inocente asado decidieron formar la más radical organización Vanguardia Tricolor, que tuvo como sede provisoria la fábrica de toscanos Livorno, ubicada en Presidente Giró 2488
Cuando la Policía comenzó a realizar las detenciones de varios de los conspiradores, el líder Lassus estaba en Buenos Aires. Fue detenido el 31 de enero, cuando regresó al país, y durante los interrogatorios en Jefatura declaró que la proclama golpista era apenas "un borrador".
El texto convocaba a "unir en una sola voluntad nacional al ciudadano, al trabajador, a las Fuerzas Armadas, porque un Gobierno de la Revolución Nacional debe dignificar la vida pública para que el enriquecimiento desproporcionado de los de arriba no se alimente con el extensivo empobrecimiento de los de abajo".
Aunque Vivas negó, el cura Pezzutto y el comisionista Conrado López confirmaron que en la quinta del Paso de la Arena se planeó un golpe. Según las actas de la época "contaban con el apoyo de comandos civiles, regimiento de ingenieros, cuerpo de caballería o tanques; que ingenieros tomarían los puentes y vías de acceso principales; que se contaba con la simpatía de la Policía. Que la operación se denominaba ‘Operación Sorpresa’ y que se apresarían a consejeros nacionales y legisladores, para enjuiciarlos, con el objeto de conocer la procedencia de sus numerarios. (…) La operación sorpresa se haría sin derramamiento de sangre"
Algunos empresarios, como Ricardo Ferrés Terra, habían apoyado el movimiento, pero cuando el complot se hizo público se desligaron
Aunque la Operación Sorpresa fracasó, entre otras cosas porque como dijo el entonces embajador estadounidense Wymberly Coerr, "no hay golpistas aceptables a la vista", la radicalización de un sector de la derecha continuó. El 25 de agosto del año siguiente se creó la Logia Tenientes de Artigas, protagonista estelar del golpe de 1973

 postaporteñ@ 1239 - 2014-09-09

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