TRIBUNA ABIERTA
Me sumo a
"la otra campaña"… Con dos fueron suficientes:
Si algo caracterizó a la prédica del Frente Amplio en su camino al
gobierno, fue la necesidad de un cambio en la forma de concebir la política.
Buena parte del discurso de la ex izquierda de hace diez años se
centraba en la necesidad de abandonar las prácticas políticas de los partidos
tradicionales, marcadas por una historia de acomodos, clientelismo, amiguismo y
casos de corrupción en el ejercicio de la gestión pública. Diez años
después, todo sigue exactamente igual: Compra de diputados entre los
diferentes sectores del partido de gobierno. Jerarcas de la administración
pública procesados, y varios más indagados en la justicia penal o con pedido de
procesamiento por abuso de funciones. Una bancada parlamentaria que ha hecho
uso y abuso de su mayoría absoluta para bloquear todas las investigaciones en
el Parlamento.
Ni siquiera se aceptó una investigación con respecto al PLUNAGATE. Negocios con multinacionales extractivistas, agresivas al medio ambiente, que nada le dejan al país, que todo se lo llevan, y con exención impositiva además. Empresas del Estado utilizadas como plataformas de lanzamiento de carreras políticas.
Gasto de cuantiosas sumas de dinero en publicidad de entes que, en muchos casos, son monopólicos. Sindicatos oficiales, amarillos, recurriendo a negociados y enjuagues del tipo mafioso. Caso omiso de las observaciones del Tribunal de Cuentas, una y otra vez, tal y como ocurría en épocas anteriores.
Criminalización de la protesta popular. Razias (operaciones de amedrentamiento y atropello policial en barrios enteros). Muertes en establecimientos penitenciarios y torturas en establecimientos de menores.
El modelo educacional en la peor crisis de su historia. Amiguismo, designaciones antojadizas y premiaciones absurdas en el ámbito de la cultura. Presiones y estímulos a la prensa -según el talante editorial, afín o no al gobierno- mediante el recurso de la publicidad estatal
Ni siquiera se aceptó una investigación con respecto al PLUNAGATE. Negocios con multinacionales extractivistas, agresivas al medio ambiente, que nada le dejan al país, que todo se lo llevan, y con exención impositiva además. Empresas del Estado utilizadas como plataformas de lanzamiento de carreras políticas.
Gasto de cuantiosas sumas de dinero en publicidad de entes que, en muchos casos, son monopólicos. Sindicatos oficiales, amarillos, recurriendo a negociados y enjuagues del tipo mafioso. Caso omiso de las observaciones del Tribunal de Cuentas, una y otra vez, tal y como ocurría en épocas anteriores.
Criminalización de la protesta popular. Razias (operaciones de amedrentamiento y atropello policial en barrios enteros). Muertes en establecimientos penitenciarios y torturas en establecimientos de menores.
El modelo educacional en la peor crisis de su historia. Amiguismo, designaciones antojadizas y premiaciones absurdas en el ámbito de la cultura. Presiones y estímulos a la prensa -según el talante editorial, afín o no al gobierno- mediante el recurso de la publicidad estatal
No importa quién sea el que gane las próximas
elecciones, todos sabemos que va a seguir siendo igual, pero el enquistamiento
de un mismo partido político en el poder durante tres períodos consecutivos es
demasiado.
Es tiempo de que se vayan a pensar al cuartito sobre qué era bien aquello que
querían hacer hace diez años
Federico
Leicht
postaporteñ@ 1239 - 2014-09-09
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