domingo, 22 de marzo de 2015

Brasil acorralado: corrupción, protestas sociales y economía en caída



Dilma Rousseff, presidenta de Brasil
Tiene dificultades para introducir ajustes ante una ciudadanía descontenta
El Observador.com.uy / Andrés Oyhenard y Diego Molinelli - 22.03.2015, 05:00 hs 

El socio grande y todopoderoso del Mercosur, aquel al cual en más de una oportunidad el expresidente José Mujica intentó “subirse al estribo”, está sumido en una catarata de problemas simultáneos que le están complicando la gobernabilidad a la reelecta presidenta Dilma Rousseff. Brasil cuenta con varios frentes abiertos. Quizá hoy el principal foco mediático esté ocupado por las graves acusaciones de corrupción que se destaparon con la petrolera estatal Petrobras que involucran al partido de gobierno de Rousseff y a su principal aliado (ver página siguiente). Pero no es el único motivo que explica las multitudinarias protestas sociales y el derrumbe histórico de la popularidad de la presidenta.
Las dificultades y el descontento se agigantan cuando la economía comienza a trastabillar. Y eso es lo que pasa en Brasil.

En un intento por torcer el rumbo del barco que navega hacia aguas turbulentas, Rousseff –que asumió su nuevo mandato en enero– apeló al Chicago boy Joaquim Levy, un economista con perfil bancario que tomó el desafío de aplicar un impopular ajuste fiscal. El rojo de las cuentas públicas en 2014 fue de casi 4% del PIB.

Pero el mercado e incluso los legisladores que deben aprobar sus medidas de recorte parecen darle la espalda a Levy. Frente a eso, la moneda brasileña parece no encontrar piso y la inflación está en un nivel preocupante (7,7% en los 12 meses a febrero), bastante por encima del techo del rango del Banco Central de 6,5%. Asimismo, los datos preliminares hasta mediados de marzo muestran que el dato llegaría a 7,9% en los últimos 12 meses, el nivel de precios más elevado en casi una década. La inflación elevada ha sido uno de los mayores obstáculos de Brasil para lograr un crecimiento económico más robusto en los últimos años, lo que ha pesado sobre la confianza del consumidor y de las empresas y ha llevado al Banco Central a elevar las tasas de interés a más de dos dígitos.

Si a eso se le suma una economía estancada, el combo es explosivo. En 2013, el PIB mostró una expansión de 2,5%. En tanto, en 2014, los dos primeros trimestres fueron de caída y el tercero mostró una mínima recuperación para salir de la recesión. Las últimas proyecciones prevén una expansión de 0,9% para la economía brasileña en 2014 y de 0,8% para este año.
Una de las variables que ya está acusando el impacto del menor dinamismo de la economía es el empleo, que fue una carta ganadora de Rousseff para retener el sillón presidencial en las pasadas elecciones de octubre. La cifra de empleos ha disminuido en cuatro de los últimos cinco meses. En enero, las nóminas cayeron en 81.774 puestos. El acelerado deterioro del mercado laboral se muestra en línea con los pronósticos de que la mayor economía regional está cayendo en su peor recesión en un cuarto de siglo. La tasa de desempleo trepó de 4,3% en enero a 5,3% en febrero.

Por otro lado, la desconfianza acerca de la salud de la actividad brasileña ha pegado fuerte sobre la depreciación del real frente al dólar, que ha perdido cerca de 20% de su valor en lo que va del año. De todas formas, este no es un punto de mayor preocupación para el equipo económico. Levy ha expresado que no está dispuesto a sostener “artificialmente” la moneda brasileña. Una de las ventajas que obtiene con esta tendencia del real es la mejora de la competitividad para sus exportaciones, en particular de materias primas como azúcar, soja y carnes vacuna, aviar y porcina, que han sufrido por el descenso en sus precios internacionales. Las ventas al exterior de Brasil vienen en bajada desde 2012, cuando se cayeron 5,2%. En el primer bimestre del año las exportaciones se desplomaron 19,3%.

Con este contexto, el equipo encabezado por Levy debe abocarse en reducir el déficit fiscal que cerró el 2014 en 3,9% del PIB, bastante por encima del rojo de 1,6% que tuvo en 2008. El ajuste comenzó con recortes en los gastos del gobierno y luego avanzó en la baja de exenciones impositivas y subsidios al crédito. Rousseff afirmó que el programa de ajuste fiscal es el “camino para seguir creciendo”.

Asimismo, admitió que la política económica de su primer mandato no fue eficaz para reactivar la economía. Sin embargo, estas medidas antipáticas han encontrado la resistencia del empresariado y de la población, y también de legisladores de su propio partido que ponen reparos a la aprobación del recorte del gasto.

Fuente: El Observador.com.uy

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