sábado, 21 de marzo de 2015

La casta binominal al desnudo: ya no discute política, sino encubrimiento de delitos



El Clarín de Chile.cl / Escrito por Roberto Ávila Toledo - Publicado el 19 Marzo 2015

Los proyectos políticos de dimensión histórica, como lo ha sido la transición chilena a la democracia, dan lugar a una elite gobernante que el cientista político italiano Gaetano Mosca denominó “clase política”.


Cuando el proyecto político se agota históricamente un signo característico es el abandono de la ideología que le dio origen y un frenesí por el dinero y el reconocimiento social de las clases adineradas. Luego de derrotados los jacobinos, los que habían sido revolucionarios, luego de enfrentarse con Robespierre y sus compañeros, rivalizaron por obtener riquezas e incluso títulos nobiliarios, corrían desesperados a matrimoniarse con las viudas de los nobles que ellos mismos habían guillotinado. La vida de Fouchè es un ejemplo nítido de esta mutación histórica.

Cuando la clase política entra en decadencia es posible observar, además de la apetencia desenfrenada por el dinero, un afán por heredar a sus retoños la administración política y económica del “proyecto”.

El momento nítido de la decadencia es aquel en que lo que partió como una vanguardia, devenida en clase política, llega a su estación terminal como casta. Su distancia objetiva con la realidad concreta de sus representados se hace abismal. Eso son los 15 millones mensuales de los senadores y los 225 mil mensuales del sueldo mínimo. La Casta vive en los mismos barrios, manda sus hijos a los mismos colegios, se divierte en los mismos lugares, ¿ve usted un político profesional, en la galería de un estadio, en un restorant con menú ejecutivo, se los encuentra en el supermercado, en una cola de un banco?

¿Qué significación real puede tener para la Casta que el kilo de limones alcance los 1.500 pesos? Ninguna.

La casta ya no sólo vive y actúa sin sus representados, sino que pasa a creer que puede prescindir de ellos o que puede embaucarlos indefinidamente. Los tiempos políticos en las crisis se hacen vertiginosos. En pocos días hemos visto ejemplos que explican años de convivencias subterráneas, ocultas, disimuladas.

La presidenta Bachelet creó una comisión anti corrupción ante los escándalos de la UDI y de su propio hijo. En esa comisión pusieron a una abogada pinochetista notoria y defensora de la Colonia Dignidad. Por otra parte, una senadora UDI ha sido elegida presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Senado. Esto no son errores sino la implementación de acuerdos, defensa corporativa de intereses comunes.

En 25 años el ejemplo más nítido que la Concertación y la derecha explicita no son más que dos caras de la misma moneda lo constituyó la defensa conjunta que ambos bloques hicieron del dictador Pinochet durante su detención en Londres.

Ha quedado claro en la actual seguidilla de escándalos que toda la Casta Política no era más que una rama de empleados especializada en legislación al servicio rentado  de los grupos económicos. Ellos son los reales depositarios de la  facultad legislativa. Uno y otro bloque político están al servicio de los grupos económicos que estrujan a la sociedad en su conjunto  a diferencia de la burguesía industrial que sólo explotaba (plusvalía mediante) a sus trabajadores.

Los actuales burgueses no  crean un tornillo, una olla, un par de zapatos; son unas sanguijuelas que estrujan la sociedad con papeles: Isapres, AFPs, seguros cada día más obligatorios, hipotecas, préstamos usureros, tarjetas de crédito etc.


Cada día que pase va a quedar más claro, para los que quieran ver y oír, que no hay cambio al modelo sin derrotar política y electoralmente al duopolio que en lo esencial representa lo mismo.

Hoy día los bloques que conforman el duopolio tienen como enemigo principal e inmediato al Ministerio Público. Observen la decadencia:  ya no se discute política, sino encubrimiento de delitos. La actitud del Servicio de Impuestos Internos es impresentable. También lo es la actitud del Tribunal Constitucional, rigurosamente cuoteado entre los dos bloques que conforman la casta.

La Casta se defenderá como bloque, pero no sobrevivirán pues el punto de ebullición de la legitimidad del sistema ya se ha producido. Que todos los políticos son los mismos corruptos ya ha hecho sentido común, la cuenta regresiva se ha iniciado.

Vamos a ver a la Casta Política al desnudo en su corrupción moral y política.

En procesos políticos más avanzados como España vemos que sujetos como Felipe González proponen ya un acuerdo de socialistas y derecha en contra de Podemos. Eso lo vamos a ver también en Chile.

Roberto Ávila Toledo
Fuente: El Clarín de Chile
http://lascotidianasdeenrique.blogspot.com


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