Como tantas otras obras anunciadas prácticamente como realidades concretas
durante el gobierno anterior, el proyecto de erigir un "estadio
multimodal" denominado Antel Arena no pasó de ser un proyecto.
El País.com.uy / Editorial - mar mar 17
2015
Su comienzo de ejecución, postergado en septiembre de 2015, depende ahora
de la administración de Tabaré Vázquez que deberá empezar los trabajos desde
cero con una inversión inicial cifrada en unos 40 millones de dólares, pero que
en los hechos demandará desembolsos superiores.
Esta situación heredada del gobierno de José Mujica llevó al ministro de
Economía, Danilo Astori, una vez impuesto en su cargo, a señalar que la idea de
emprender esa obra faraónica será analizada otra vez como parte del plan para
racionalizar las inversiones de las empresas públicas que, como es sabido,
acusaron graves pérdidas en el quinquenio anterior. Tal análisis en torno al
Antel Arena debería tomar en cuenta no solo los aspectos económicos sino
también los jurídicos.
En efecto, como en su momento lo advirtió el Tribunal de Cuentas, en la ley
orgánica de Antel no hay un solo artículo que habilite al ente a meterse en la
camisa de once varas que es ese estadio. El artículo 190 de la Constitución
estipula que "los entes autónomos" no podrán realizar negocios
extraños" a los asignados por la ley o "disponer de sus recursos para
fines ajenos a sus actividades normales". Construir un estadio no entra ni
con calzador, en los objetivos naturales de Antel por más que su ex presidenta,
Carolina Cosse, hoy investida como ministra de Industria, haya vendido esa idea
como "una fantástica operación de marketing".
En la Junta Departamental de Montevideo, al momento de autorizar la obra,
ediles de la oposición expusieron las razones jurídicas por las cuales no
correspondía habilitarla. Sin embargo, en tiempos en donde imperaba aquella
premisa presidencial de que lo político primaba sobre lo jurídico, la mayoría
automática de ediles del Frente Amplio aprobó el proyecto. Un proyecto que les venía
de perillas para brindarle a la ciudad, al menos una obra de enjundia que
mostrar como fruto del extenso lapso en que la capital está (mal) gobernada por
la izquierda.
Hasta ahora, siguiendo las consignas impartidas por Cosse, el estadio y el
centro de conferencias anexo, han sido apenas marketing fantástico. Así lo
prueban episodios como el show multimedia que resultó ser la implosión de los
restos del Cilindro Municipal o la extravagante asociación entre nuestro ente
telefónico y la NBA (National Basketball Association) de Estados Unidos. Nadie
hubiera imaginado que esa empresa pública iba a terminar organizando clínicas
de baloncesto, contratando estrellas yanquis o pagando la costosa tarifa de los
canales de cable para publicitar sus servicios en gran parte de Sudamérica a
través de los partidos de la NBA.
Es cierto que el sitio en donde iría el Antel Arena, el viejo Cilindro
Municipal hospedó muchos torneos de baloncesto, entre ellos un campeonato
mundial. Pero si lo que se quiere es homenajear de alguna forma el pasado de
aquella obra de ingeniería avanzada, mejor hubiera sido que la intendencia
investigara a fondo el origen del siniestro que acabó con el emblemático
edificio. Porque hubo denuncias previas sobre la situación del Cilindro y
responsabilidades ulteriores del desastre que no se aclararon pese a que la
intendenta Ana Olivera anunció un sumario del cual, a la postre, nunca se supo
nada.
Es probable que Cosse deba defender las virtudes de su proyecto ante el
nuevo equipo económico encabezado por Astori. Si eso ocurre ella repetirá que
es común en el mundo la vinculación entre empresas de comunicación y estadios
deportivos. Esa es una verdad parcial pues si bien existen similares de Antel
que participan en la gestión de estadios como el proyectado, no es común que se
encarguen de construirlos. Otro desafío para Cosse será justificar la inversión
repitiendo —con audacia sin par— lo que afirmó hace un par de años: que una vez
puesto en marcha el "estadio multimodal" cosecharía unas ganancias anuales
de 10 millones de dólares con lo cual en cuatro años, recuperaría la inversión
efectuada. ¡Increíble!
Ahora, investida como ministra de Industria, con el viento en la camiseta
que trae de la era Mujica, Cosse insistirá con sus planes para el ente telefónico.
Un primer intento lo hizo cuando pretendió trasladar su despacho ministerial a
la futurista Torre de Antel y rebotó malamente. Quizás ese sea un anticipo de
las dificultades que la aguardan en su gestión bajo el nuevo gobierno.
Fuente: El País.com.uy / Editorial
No hay comentarios:
Publicar un comentario