lunes, 2 de marzo de 2015

Impeachment, el fantasma que crece en Brasil




Varios sectores claman por el juicio político a Dilma, como sucedió con Collor de Melo por su supuesta responsabilidad en el esquema de sobornos de Petrobras; sin embargo, el escenario parece aún remoto

Por Alberto Armendariz  | LA NACION  - Domingo 01 de marzo de 2015 | Publicado en edición impresa

RÍO DE JANEIRO.- Todo comenzó la misma noche de las elecciones del 26 de octubre último, cuando Dilma Rousseff ganó un segundo mandato con el margen más estrecho en la historia de Brasil.
Desestimados como "malos perdedores", pequeños grupos opositores al oficialista Partido de los Trabajadores (PT) ya gritaban entonces "¡Fuera, Dilma!".

Sin embargo, desde entonces, alimentado principalmente por las constantes revelaciones del escándalo de corrupción en Petrobras, pero también por el alza de la inflación y del desempleo y las impopulares medidas de ajuste económico, el descontento de los brasileños con el gobierno ha ido creciendo. Y ya hay varios sectores que claman por el juicio político a la mandataria, como sucedió durante la administración de Fernando Collor de Mello, quien ante esta perspectiva se vio obligado a renunciar, en 1992, en medio de graves acusaciones de corrupción.

Aunque se trata de un escenario -por ahora- muy remoto, en estas semanas la idea del impeachment se instaló con fuerza en el debate público. En las redes sociales, en algunos medios de comunicación y desde varios pequeños partidos opositores, se clama por que el Congreso considere el enjuiciamiento de Rousseff por su responsabilidad en el "petrolão", el multimillonario esquema de sobornos destapado en Petrobras, que está bajo investigación.

Liderado por el derechista partido Demócratas (DEM), un creciente movimiento convocó a realizar manifestaciones por el juicio político para el 15 de marzo; en Facebook, ya hay unas 40 páginas que replican el llamado y más de un millón de personas confirmaron su participación.
Asustado, el PT consideró realizar contramarchas en defensa de Rousseff ese mismo día, pero ante el riesgo de enfrentamientos, prefirió por ahora apoyar dos actos ya planeados por la Central Única de Trabajadores (CUT), la mayor organización sindical del país, para el 13 de marzo, en San Pablo y en Río de Janeiro.

"Manifestaciones recientes en Venezuela y la Argentina resaltan la existencia de una articulación política y de grupos económicos locales e internacionales destinada a desestabilizar gobiernos progresistas en el continente. Esta ofensiva conservadora se extiende a Brasil, donde sectores de la oposición flirtean con el golpismo y ensayan pedidos de impeachment sin ningún fundamento jurídico o político", señaló en un comunicado la cúpula del PT, tras una reunión en Brasilia el jueves.

No es lo que cree el reconocido jurista Ives Gandra da Silva Martins, quien en enero sacudió el avispero al apuntar que Rousseff sí podría ser juzgada por improbidad administrativa, que tiene en cuenta las figuras de omisión, impericia, negligencia e imprudencia del funcionario público.

Su responsabilidad no se limitaría al hecho de que hoy es la jefa del Estado, sino que se remontaría a que antes fue ministra de Minas y Energía y luego jefa de Gabinete durante el gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010); desde esos cargos, tuvo supervisión directa y hasta ocupó la presidencia del consejo de administración de Petrobras durante el período de irregularidades bajo la lupa.

El timing de las investigaciones judiciales en Petrobras podría dar mayor impulso a los pedidos de impeachment en los próximos días, justo antes de las marchas.

Después de que por orden del juez federal Sergio Moro, en Curitiba, ya fueran detenidos tres ex directores de Petrobras y 36 ejecutivos de grandes constructoras acusados de haber pagado coimas para garantizarse negocios con la compañía estatal, se espera que pasado mañana el procurador general de la república, Rodrigo Janot, eleve al Supremo Tribunal Federal la lista de nombres de políticos que se habrían beneficiado de esos sobornos y desviado dinero para sus campañas. Según los datos filtrados a la prensa de las declaraciones de los "arrepentidos" o delatores, en la nómina habría varios miembros del PT y de partidos aliados. El gobierno sufriría un duro impacto.

"Habrá que ver qué sucede entonces con las marchas del 15 de marzo, que se convertirán en el gran indicador del rumbo que tome el movimiento por el impeachment. A diferencia de lo que sucedió durante el gobierno de Collor de Mello, la oposición hoy no cuenta con el respaldo de los sindicatos, no tiene «pueblo». Pero si las manifestaciones callejeras son robustas, podemos estar frente a un fenómeno como el que ocurrió con las protestas de 2013 contra el Mundial de fútbol que sacudieron todo el ambiente político", comentó Ricardo Caldas, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Brasilia.

Un camino complejo

Aún así, el camino hasta el juicio político es largo y complicado. Cualquier ciudadano puede presentar el pedido ante el Congreso, y corresponde al presidente de la Cámara de Diputados aceptarlo o rechazarlo; si es admitido, dos tercios de la Cámara baja deben respaldarlo para que entonces el Senado abra el proceso de investigación de la gobernante, que durará 180 días, período durante el cual ella dejaría el cargo y asumiría el vicepresidente. En una sesión encabezada por el presidente del Supremo Tribunal Federal, el Senado votaría entonces por el impeachment, para lo cual se requiere también de dos tercios de sus miembros.

Si el juicio político se efectúa dentro de los dos primeros años del mandato de un presidente (como sería este hipotético caso ahora) y es aprobado, se deben llamar a nuevas elecciones directas; si el impeachment se realiza después de dos años de mandato, habría elecciones indirectas a través de voto parlamentario; en ambos casos, mientras tanto, el presidente de la Cámara asumiría el Ejecutivo.

Hoy, tanto el vicepresidente, Michel Temer, como los respectivos presidentes de la Cámara, Eduardo Cunha, y del Senado, Renan Calheiros, pertenecen al Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), principal socio del PT.

Las relaciones entre ambos aliados no pasan por su mejor momento por supuesta desatención de Rousseff a los pemedebistas en la distribución de cargos ministeriales, y dentro del PT se tiene suma desconfianza de Cunha, un hábil operador de perfil independiente que fue comparado por la prensa con el maquiavélico político Frank Underwood, personaje interpretado por Kevin Spacey en la serie House of Cards.

En un intento por recomponer las relaciones del gobierno con el PMDB, y eventualmente garantizarle un blindaje a la mandataria, la semana pasada Lula se reunió con los líderes pemedebistas; mañana, Rousseff recibirá a la cúpula del partido en su residencia del Palacio da Alvorada. De cualquier forma, Lula ya reclamó a su ahijada política a adoptar una actitud más desafiante, y acusó además a la oposición y a la prensa de "golpistas".

"Atribuir a la oposición un movimiento por el impeachment es mero artificio de quien en el gobierno está buscando huir de sus responsabilidades y de las difíciles explicaciones que necesitan ser dadas a los brasileños. Golpista es quien no respeta las reglas y procedimientos previstos en la democracia. Este discurso oficialista es una maniobra más del PT, un intento de descalificar la indignación de los brasileños y de inhibir el trabajo de las instituciones del país", resaltó a LA NACION el senador Aécio Neves, ex candidato presidencial del PSDB en las elecciones del año pasado.

La crisis es "coyuntural"
  • COLONIA, Uruguay (Reuters).- En medio de la crisis económica que afecta a Brasil, Dilma Rousseff no pierde el optimismo. La presidenta dijo ayer que su país superará "las dificultades coyunturales" y saldrá fortalecido, pese al fuerte ajuste fiscal que su gobierno está aplicando y a una caída abrupta del empleo.
  • La principal economía sudamericana enfrenta serias dificultades, desencadenadas por la desaceleración internacional y un déficit fiscal que determinó recortes por unos 6000 millones de dólares.
  • "Tienen que tener certeza de que Brasil va a salir de esta crisis, va a salir todavía más fuerte, [porque] tiene fundamentos sólidos", dijo Rousseff en Uruguay.
Fuente: LA NACION.ar

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