martes, 10 de marzo de 2015

Turistas de cruceros, blanco de "rastrillos" en la Ciudad Vieja



El arrebatador pretendió pasar desapercibido en una fila de un comedor de INDA.
Con total desparpajo, el joven colgaba sin buzo y con una bermuda azul de una de las rejas de la Plaza Zabala. Observó que una pareja de turistas caminaba hacia él. Cuando los visitantes pasaron, el joven entrevió que eran extranjeros y supuso que recién habían descendido de un crucero.
El País.com.uy / Eduardo Barreneche - mar mar 10 2015
Las cámaras del Ministerio del Interior muestran, con nitidez, como el joven acompañó con la mirada al matrimonio de franceses. En el video se aprecia que el cruce entre los turistas y el joven rastrillo ocurrió al mediodía del miércoles 4.
El joven saltó de la reja y caminó unos pasos detrás del matrimonio casi agazapado como un gato callejero al acecho.
Cuando consideró que era el momento oportuno, el "rastrillo" corrió y arrebató la cartera a la visitante francesa. Una policía femenina que se encontraba a poca distancia lo persiguió y el delincuente se deshizo de la cartera.
Las cámaras del Ministerio del Interior revelan al delincuente corriendo durante dos cuadras hasta llegar al refugio del Ministerio de Desarrollo Social ubicado en 25 de Mayo pasando Colón, según señalaron operadores judiciales a El País. Ayer, el Ministerio del Interior informó que el joven trató de ocultarse en un comedor del Instituto Nacional de Alimentación (INDA), ubicado en la rambla 25 de Agosto y Maciel.
Según las fuentes judiciales, las cámaras del Ministerio del Interior muestran al delincuente hablando y gesticulando nervioso con otras personas que esperaban ingresar al comedor.
Es evidente, señalaron las fuentes, que estaba relatando lo que había hecho.
En la filmación se puede apreciar al rastrillo que se coloca en la fila para ingresar al refugio. Cada tanto, el delincuente sacaba la cabeza para afuera de la fila para ver si la Policía se acercaba o no.
No sabía que ya estaban en camino hacia el refugio varios móviles policiales dirigidos desde el Comando Unificado del Ministerio del Interior.
Pocas horas.
En el juzgado penal, el individuo dejó entrever que sabía que los turistas se quedan pocas horas en el país y que era posible que no ratificarían la denuncia.
Según los operadores judiciales, los delincuentes manejan información sobre que no serán procesados si los turistas no se presentan a las instancias judiciales que se desarrollan después del robo.
El mismo día del robo, la Policía puso un auto a disposición de los franceses para que pudieran efectivizar la denuncia y les solicitaron que se quedaran en el país un día más para concurrir a declarar al juzgado del juez Huberto Álvarez. Sin embargo, los visitantes señalaron que les era imposible quedar otra jornada en el país.
El jueves 5, el fiscal del caso, Gustavo Zubía, decidió solicitar el procesamiento con prisión del arrebatador —tenía antecedentes por otros delitos.
Zubía consideró que no era necesaria la presencia de las víctimas para pedir la remisión a la cárcel del delincuente, ya que había pruebas suficientes como las "nítidas filmaciones" efectuadas por la Policía, el testimonio de una funcionaria policial y la confesión del propio indagado.
El juez Álvarez procesó al ladrón por un delito de hurto en grado de tentativa. La Policía logró recuperar la cartera y el dinero hurtado a los franceses.
In fraganti.
El sistema de videovigilancia del Ministerio del Interior ha permitido atrapar a otros delincuentes que pululaban por la Ciudad Vieja.
El 5 de febrero pasado, otro arrebatador utilizó el mismo modus operandi que el rastrillo que robó al matrimonio de franceses y luego se ocultó en un comedor del INDA. Ese día, una señora de 79 años caminaba por la calle Solís, entre Piedras y Cerrito.
De atrás, y sin que la víctima se percatara, un delincuente la sorprendió, la tiró al piso y le robó un monedero con dinero y varios documentos.
El arrebatador se fugó y dejó a la mujer caída en la vereda. Minutos más tarde, se introdujo en un refugio del Ministerio de Desarrollo Social ubicado en 25 de Mayo y Colón.
Cuando efectivos policiales lo fueron a buscar a ese refugio, el ladrón negó toda vinculación con el robo.
Al momento de ser detenido, el joven delincuente de 18 años tenía el monedero de la mujer que había asaltado, además de varios teléfonos celulares, que también habían sido hurtados.
El otro episodio ocurrió el jueves 5 en la zona céntrica de Convención y San José.
A través del sistema de videovigilancia se observó cómo un hombre le quitaba la billetera del bolsillo del pantalón a un peatón y luego se fugó rumbo a rambla Sur.
El ladrón cruzó toda la Ciudad Vieja. Fue detenido por policías de la Seccional 2° en la zona del dique Mauá.
El delincuente, de iniciales A.M.A., de 28 años, tenía antecedentes penales, señaló el Ministerio del Interior.
El juez penal lo procesó con prisión por un delito de hurto.
En este caso, la Policía también recuperó la billetera y el dinero sustraído al peatón en el Centro de Montevideo.
La Ciudad Vieja se ha "pauperizado" de nuevo

En 2012, antes de que el Ministerio del Interior instalara las cámaras en la Ciudad Vieja, la inseguridad campeaba en ese barrio. En los meses de enero y febrero de 2012, se produjeron 391 denuncias de hurtos y rapiñas: un promedio de más de seis por día. Un año después, en el mismo período, ambos delitos bajaron a 270, y un nuevo descenso volvió a verificarse en los primeros meses de 2014 (171).

Según vecinos y comerciantes consultados por El País, hoy la realidad de la Ciudad Vieja se ha pauperizado otra vez. Decenas de marginales que se dirigen hacia el comedor del Instituto Nacional de Alimentación (INDA) —los comerciantes de la zona dicen que éste da comida a 600 personas diarias— se mezclan con otros individuos que buscan acogida en los dos refugios que tiene el Ministerio de Desarrollo Social en la Ciudad Vieja. Uno de ellos se encuentra en 25 de Mayo y Colón y el otro en Cerrito y Pérez Castellanos. Después del mediodía, la cuadra peatonal de Pérez Castellanos entre Cerrito y Piedras se transforma en un centro de beberaje, señalaron los vecinos. Personas deambulan bebiendo alcohol de la botella o duermen al sol.

Vecinos mostraron fotos de individuos borrachos o durmiendo la "mona" en plena peatonal. A menos de 100 metros se encuentra el Mercado del Puerto, un lugar muy visitado por los cruceristas que llegan a Montevideo. "El problema es que si están vomitando, tirados en la calle o durmiendo nadie los toca. La Policía no puede hacer nada", dijo un vecino a El País. La gente que concurre a los refugios no molesta. Sin embargo, genera inquietud y miedo a clientes de los comercios y de un hotel boutique ubicado frente a un refugio del Mides. La empresa ya envió personal al seguro de paro por la caída de la ocupación.
OPINAN COMERCIANTES

Rosa Brusca. “La zona otra vez está caída”


Hay muchos pastabaseros en la vuelta en la Ciudad Vieja. La zona cambió. Había mejorado desde que el Ministerio del Interior instaló las cámaras en 2013. Ahora está otra vez caída. Diría que es por los refugios. Traen alguna gente que podría ser de malvivir. Además se instalaron artesanos y adictos a la marihuana que corren a clientes”.

Aurora González. “No son de acá”


Los delincuentes que vienen a robar a la Ciudad Vieja no son de acá. Los de acá saben donde están las cámaras. Con la instalación de las cámaras se tranquilizó mucho la zona. A veces pasa que algún drogado se manda alguna. Nunca tuvimos problemas con este refugio (25 de Mayo y Colón). Parece que fuera una casa. El otro refugio (Pérez Castellanos y Cerrito) sí se nota”.

Miguel B. “La realidad no es buena”

La gente que concurre a los refugios no molesta pero genera miedo. Esta es una zona turística con dos refugios. No tiene sentido. Muchos marginales bajan por Pérez Castellanos hacia el comedor del INDA. Luego pasean y piden monedas a turistas en la peatonal. La realidad no es buena para los comerciantes de la Ciudad Vieja”.
Fuente: El País.com.uy 


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