El pasado 26 de marzo para conmemorar un nuevo aniversario del Frente
Amplio se realizó un acto con oratoria de sus tres candidatos a la Intendencia
de Montevideo.
El País.com.uy / Editorial - jue abr
2 2015
Como era de esperar, en plena campaña electoral hacia las elecciones
departamentales, los discursos fueron encendidos y los candidatos se sacaron
chispas para ver quién hacía el discurso más frentista. En un segundo plano, la
actual intendente Ana Olivera miraba y aplaudía. Después de todo, que no sea ni
siquiera uno de los tres candidatos oficialistas es un reconocimiento implícito
del fracaso de su gestión que se va con un saldo desastroso para la ciudad.
La candidata del PVP optó un discurso de barricada, arguyendo que los
candidatos de la Concertación "no han propuesto una idea" y que
quieren "romper" la obra frentista.
Son expresiones propias de un radicalismo que no se condice con la realidad
y que buscan recoger un voto cargado de resentimiento que afortunadamente es
menor en nuestro país.
La candidata emepepista Lucía Topolansky dio por seguro el triunfo del
Frente en Montevideo y destacó que lo importante es la cuantía del triunfo. En
efecto, dijo que quiere ganar las ocho alcaldías del departamento y una mayoría
importante en la Junta Departamental. En otras palabras quiere el poder
absoluto y sin controles que es lo que le daría al Frente el panorama que
describe. Si efectivamente se diera un resultado en que el oficialismo
triunfara en todas los municipios y obtuviera la mayoría especial de 21 ediles
en el legislativo departamental, la oposición se quedaría sin posibilidades
reales de realizar siquiera las más básicas funciones de contralor.
Los consejos municipales, y en particular los alcaldes, son una barrera
contra los desbordes del mayoritarismo desenfrenado. Pueden ser ejecutores y
controladores de la acción del gobierno departamental o meros amanuenses,
depende de cómo encaren su función. El Frente Amplio aunque quiere minimizarlo,
sabe que la creación del Partido de la Concertación le da excelentes chances a
la oposición de ganar el municipio CH (Pocitos, Punta Carretas, Buceo, Parque
Batlle y parte de La Blanqueada) y buenas perspectivas en algunos otros. Es
más, la votación de la departamental de 2009 y la nacional del año pasado
confirman las expectativas de los concertacionistas.
Por su parte, la mayoría especial que quiere Topolansky en la Junta
Departamental es para eludir los controles a que puede acceder la minoría. Si
en estos años hemos presenciado actos de desprecio a los ciudadanos tan
alevosos como el desastre del corredor Garzón, la compra de mobiliario de lujo
para el despacho de Ana Olivera o la "desaparición" de obras de arte
de elevado valor patrimonial y económico, imaginemos que puede llegar a pasar
ante una nueva administración sin ningún tipo de freno efectivo.
Pero el más estridente de los discursos lo protagonizó Daniel Martínez. El
candidato que algunos analistas presumen puede arrastrar votos de simpatizantes
de los partidos fundacionales arremetió con dureza, voz impostada y en actitud
que costaba reconocerlo, contra blancos y colorados.
Expresó que "Virginia, Lucía y Daniel Martínez somos parte de un mismo
proyecto, nos complementamos y nunca habrá una palabra de agresión entre
nosotros porque ante todo lo que nos importa es que gane el Frente Amplio. ¡Y
envídienos blancos y colorados o llámense Concertación! ¡Y gane quien gane
estaremos los tres juntos festejando en la calle junto a ustedes!
¡Envídienos!"
Amén de la bravuconada y la curiosa referencia a sí mismo en tercera
persona, las palabras exaltadas y fuera de lugar de Daniel Martínez chocan con
la imagen del moderado que capta votos extrapartidarios. ¿Qué blanco o colorado
puede votar en definitiva a un candidato que los increpa a los gritos y les
dice que lo envidien?
Ese discurso de Martínez es su primer grave error de campaña y lo aleja de
la posibilidad de captar votos no frentistas. También el reconocimiento, obvio
pero negado hasta hace poco, de que finalmente gane quien gane entre los
candidatos del Frente da lo mismo. Gobernarán con el mismo programa y el mismo
equipo que tiene a Montevideo postrado, sucio y trancado hace un cuarto de
siglo.
Se equivocó feo Martínez en la forma y en el fondo. Blancos y colorados no
tienen nada que envidiar al desastre de malos manejos, ineptitud y desidia con
que se ha gobernado Montevideo. Por el contrario, hoy mal que le pese, la
Concertación es la única alternativa para recuperar nuestra capital.
Fuente: El País.com.uy /Editorial
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