El Clarin.cl / Publicado el 16 Marzo
2015
El sistema
político completo tambalea. El Servicio de Impuestos Internos ha estimado,
contra toda lógica, que era urgente esperar en las investigaciones. En tanto,
los ejecutivos de SQM se reúnen para analizar la mejor forma de evitar que
llegue a la luz pública lo que ya es conocido en las esferas bien informadas:
que durante años esta empresa privatizada por Pinochet pudo delinquir con plena
impunidad mediante el oportuno financiamiento de las campañas de determinados
diputados y senadores de la Concertación, para no hablar de eventuales
intervenciones en el financiamiento de campañas presidenciales.
La gota que
desborda el vaso. Si no te gusta esa expresión te propongo otra: Tanto va el
cántaro al agua… que al fin se rompe. En este caso es un dique. Y no es una
gota, sino un gigantesco torrente de agua pútrida el que baja iracundo, cuyo
hedor va haciendo imposible respirar en la copia feliz del edén
Cada cual tiene sus escándalos
soterrados, pero no tanto como para que sean ignorados por un periodismo
tarifado que calla, ni por algunos ciudadanos decentes que ven con horror que
el delito –bajo muchas formas – es la regla y la arbitrariedad un método.
A lo largo de décadas una larga lista
de casos de fraude fiscal, tráfico de influencias, cohecho, toma ilegal de
interés, saqueo, pillaje y robo descarado fue malamente sepultada bajo leves
capas de hojarasca, dándole la impresión a la cleptocracia que se ha
enseñoreado en el país de su propia inmunidad.
Hasta que se destaparon los casos
PENTA y CAVAL, de los cuales la jefa de Estado se entera por la prensa. El
impacto causado en una ciudadanía que ya no cree en nada ni en nadie, fue
desastroso.
Un par de políticos a los cuales –a
defecto de probidad– no se les puede desconocer una cierta lucidez, dijeron
tímidamente que esta vez la cleptocracia se había pasado de rosca y que las
consecuencias podrían llegar muy lejos.
Era sin contar con el caso SQM, que
en materia delictual y hedor supera con creces todo lo visto hasta ahora. Una
lista de entre treinta y cuarenta encumbrados parlamentarios y personeros
políticos, lista que circula en los medios informados, habría cobrado ilegalmente
de la empresa que fue sustraída –robada– al patrimonio público en dictadura.
El yerno de Pinochet, a quien se le
reconoce una cierta habilidad para los negocios, debe haberse inspirado en
conocidos personajes de la historia universal que, una vez encaramados en el
poder, y habiendo reprimido salvajemente a sus oponentes, terminaron por
asociarse con ellos, por comprarlos, o simplemente por inscribirlos en nóminas
de generosas donaciones a cambio de su silencio cómplice. El tema dista de ser
una novedad, Ponce-Lerou no ha inventado nada
El sistema tambalea. El Servicio de
Impuestos Internos ha estimado, contra toda lógica, que era urgente esperar.
Los ejecutivos de SQM se reúnen para analizar la mejor forma de evitar que
llegue a la luz pública lo que ya es conocido en las esferas bien informadas:
que durante años la empresa pudo delinquir con plena impunidad mediante al
oportuno financiamiento de las campañas de determinados diputados y senadores,
para no hablar de eventuales intervenciones en el financiamiento de campañas
presidenciales.
El Mostrador TV titula una de sus
notas audiovisuales: “SQM: la línea Maginot del poder para contener el
escándalo de las platas políticas”.
Los periodistas de El Mostrador no
pueden ignorar que, como sistema de defensa, la Línea Maginot forma parte de
los más sonados fracasos de la historia militar y dio la medida de la
incompetencia y la incuria de los altos mandos que estuvieron en su origen.
Ya en el caso
Cascadas, SQM adoptó la estrategia de rehusar la entrega de informaciones clave para la
investigación de sus manejos ilegales.
Entre los directores que participaron
en la decisión de rechazar la entrega de informaciones estaba Osvaldo Puccio,
que fue portavoz del primer gobierno de Michelle Bachelet y luego su embajador
en España, cargo del que fue literalmente extraído por ACCIONA, una
multinacional española que mediante un salario extravagante transformó al
estudiante de filosofía de la desaparecida RDA en su agente para Chile y
Director Consejero para América Latina.
No está claro qué talentos de este
especialista del tercer principio de la dialéctica materialista podían ser
útiles para el desarrollo de inversiones en el ámbito de la energía, el caso es
que Osvaldo Puccio entró por esa puerta al mundo de los grandes negocios. Puede
que su habilidad para evadir alguna condena en el caso que enfrentó con motivo
de pagos de Gendarmería y Codelco por informes no entregados y asesorías no
efectuadas, haya seducido a una empresa que tiene mucho que hacerse perdonar.
Habida cuenta
de quienes integran la lista de beneficiarios de las liberalidades de SQM, hay
quienes piensan que el papel de Osvaldo Puccio, cuyas competencias en el ámbito
de la minería o de las altas finanzas dejan que desear, consiste en ser un
canal de comunicación del yerno de Pinochet hacia la Nueva Mayoría. Lo que se
ha dado en llamar “un operador”.
En la materia Puccio dista mucho de
ser un precursor: Ricardo Lagos ya se había dado maña para coincidir con Julio
Ponce Lerou en alguna cena convocada, en el año 2008, con el propósito de
entenderse entre gente “bien”.
El caso es que ahora la estrategia de
SQM es la misma: no entregar la información necesaria a la investigación de
potenciales delitos tributarios. Por lo pronto, SQM busca evitar que fiscales
como los que se ocupan del caso PENTA puedan investigar sus eventuales delitos
tributarios, cohechos, falsificación de documentos contables, tráfico de
influencias y otras menudencias que aparecen cada vez más como una evidencia.
El diario La
Tercera destaca:
“Tras la
fallida jugada legal del gerente de Soquimich y su abogado, Samuel Donoso
–cercano a Girardi e íntimo de Peñaillillo–, está la intención de contener la
caída de todo el sistema político si llegaran a hacerse públicas los aportes a
campañas vía boletas de la empresa de Ponce Lerou. Un actor clave de esta
estrategia es el SII, que incluso debió salir a explicar por qué aún no se
querella contra la empresa, pese a los antecedentes entregados por la Fiscalía.
Todo esto en medio de un clima de paranoia y alta volatilidad de todo el cuadro
político, cuya última escena fue la renuncia del Presidente de la UDI, Ernesto
Silva.”
Lo que les
faltó decir – ¡Ah… el periodismo de investigación! – es que si Ernesto Silva
tuvo que renunciar a la presidencia de la UDI, hay quienes pretenden llegar a
la presidencia de sus propios partidos aún cuando aparecen involucrados en el
caso SQM.
Los patéticos
intentos por hacer funcionar la estrategia de la Línea Maginot (que dicho sea
de paso cayó sin tirar un tiro) involucran al flamante presidente del
pomposamente bautizado Consejo Anticorrupción. Sus declaraciones harían reír
por lo caricaturales, sino fuese que se derrumba la institucionalidad heredada
de la dictadura.
Eduardo Engel
declara: ““No queremos nuevos escándalos en tres o cuatro años” (sic).
Engel… ¿es o
se hace? Por lo visto no habrá que esperar tanto.
El mismo, en
otro intento de desviar la atención de los escándalos en curso, afirma: “Es
indispensable que el Estado financie la política”.
Este experto
ignora que ya es el caso, por ejemplo, en España, país sumido en una ola de
corrupción inimaginable que abarca desde la familia real hasta los partidos que
han gobernado en las últimas décadas, el fútbol, la farándula, los sindicatos,
y hasta la Iglesia. Eduardo Engel tendría que leer algo más que los resultados
de las carreras en el Hipódromo Chile.
Mientras
tanto, las reservas morales de la nación – siempre las hay – que incluyen
hombres y mujeres decentes en todo el espectro social del país, asisten
atónitos a revelaciones que dan cuenta de una sociedad dividida en dos: de un
lado los beneficiarios de una institucionalidad espuria y un modelo económico
depredador, de otro los que pagamos la cuenta.
La prensa en manos de los poderes
financieros, y la TV que obedece a intereses particulares, hacen gala de
metáforas y circunloquios para referirse al desmadre que se pasó de rosca. No
usan la profusa información de la que disponen, no ejercen el periodismo de
investigación que dicen practicar cuando aparecen mezclados los intereses
financieros que los sostienen.
La Justicia y organismos como el
Servicio de Impuestos Internos se ven confrontados a leyes hechas a la medida
para los rufianes, como la que hizo aprobar Ricardo Lagos en el año 2003 para
evitarle la prisión a quienes organizan carteles industriales y colusiones de
precios. Los productores de pollos y los dueños de las farmacias se lo
agradecen.
Si a lo anterior le sumamos las
presiones, las amenazas, el cohecho (pago de coimas), el temor acumulado ante
la impunidad tan largo tiempo verificada… la tarea no es sencilla.
Pero no hace
falta ser el Washington Post, ni conocer a una “garganta profunda”, para
enterarse de la masa de delitos que reúnen a personeros de la política a
hombres de negocios. Se confiaron demasiado, y en la confianza está el peligro.
Ya veremos si “las instituciones
funcionan”, como pretende Michelle Bachelet copiándole a Ricardo Lagos, otro
experto en instituciones. Los nombres – como dijimos más arriba – circulan
profusamente.
Fuente: El Clarin.cl
http://lascotidianasdeenrique.blogspot.com
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