Rafael Luis Gumucio Rivas / El
Clarin.cl / Publicado el 17 Marzo 2015
Según el diputado René Safirio,
el pánico cunde entre los parlamentarios a la espera de que se abra el caso
Soquimich de las boletas fraudulentas para financiar las campañas políticas. En
este caso el número de involucrados sería muy superior al del caso Penta,
agregando a miembros de la Nueva Mayoría, teniendo – según algunos analistas –
un efecto letal sobre el sistema político-empresarial.
El ingeniero agrónomo Julio
Ponce Lerou, el yernísimo de Augusto Pinochet, de simple funcionario de CORFO
durante la dictadura, se convirtió en uno de los millonarios más poderosos del
país – hay que reconocer que es un pillo bastante hábil; por ejemplo, conservó
la amistad del tirano hasta su muerte – y ha sabido ganarse el favor de los
traidores de la Concertación, integrando a sus directorios a muchos de estos
amorales nuevos ricos. En sus empresas conviven personajes que integraron el
gobierno de Pinochet, como es el caso de Hernán Büchi y parientes cercanos y
compañeros de colegio, que lo han acompañado desde la creación de sus empresas,
entre ellos Patricio Contesse y, además, connotados personajes de la
Concertación.
Ponce Lerou ha tenido la
habilidad de sortear las peores crisis, logrando así que sus maniobras
fraudulentas queden en la impunidad, por ejemplo, la arista penal del caso
Cascadas, que investiga el fiscal José Morales, hasta ahora está paralizada,
pues está en manos del organismo de facto, el Tribunal Constitucional que, en
la mayoría de sus fallos, ha sido letal para la democracia chilena.
A diferencia de Carlos Alberto
Délano y Carlos Eugenio Lavín, Julio Ponce Lerou no demuestra su ideología, lo
cual le permite comprar las conciencias de diputados y senadores de distintos
partidos, a fin de que en el parlamento defienda sus intereses empresariales.
En el directorio de SQM están
representados, en un 30%, los aportes de inversionistas canadienses – en este
país a nadie se le ocurriría negar el acceso a los balances solicitados por una
fiscalía y, por otra parte, el secreto bancario no existe y Impuestos Internos
pueden conocer el estado de cuenta de todas las empresas y de cada ciudadano en
particular – que no han logrado entender la razón por la cual Ponce Lerou y la
mayoría del directorio del holding se niegan a permitir el acceso a la
información contable de los balances, desde 1999 hasta 2014.
El lunes 16 de marzo, la
mayoría del directorio decidió entregar la información requerida al Servicio de
Impuestos Internos y, a su vez, la marginación del gerente de SQM, Patricio
Contesse, que se había negado a entregar cualquier tipo de documentación de la
empresa a los organismos competentes del Estado. Esta nueva salida de Ponce
Lerou corresponde a una hábil maniobra para dejar fuera del caso a la fiscalía
y, así, buscar un acuerdo extrajudicial con SII.
Nada más funesto, en medio de
un clima de escándalo permanente y de alto impacto ciudadano y de sospecha sistemática
que Impuestos Internos retrase y minimice la arista política, especialmente del
caso Soquimich que, presumiblemente, implica a personaros de la Nueva Mayoría.
Transar y echarle tierra a la fraudulenta actuación de empresarios y políticos,
no haría más que socavar, aún más, la credibilidad de las instituciones.
Mientras no tomemos conciencia
cabal de que estamos del fin de un ciclo histórico y que, además, se ha agotado
la monarquía electiva y plutocrática y la cleptocracia, como forma hacer y vivir
la política, mientras no liberemos este país de las “cutufas” empresariales,
cuyo ethos es defraudar al fisco enriqueciéndose ilimitadamente abusando de los
ciudadanos, la casta político-plutocrática empresarial seguirá cometiendo
fechorías, que continuarán hundiendo al país y a la democracia. Llegó la hora
de combatir la corrupción en todos sus niveles.
Rafael Luis Gumucio Rivas
Fuente: El Clarin.cl
http://lascotidianasdeenrique.blogspot.com
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