Si en algo fracasó rotundamente el kirchnerismo y su
continuación, el cristinismo, es en el sector energético completo. Es esa crisis que creó el propio Gobierno con sus ruinosas políticas la que
llevó a la escasez de dólares, al cepo cambiario, a la dependencia de las
importaciones de gas, a la pérdida del superávit comercial y al colapso de las
redes de distribución.
El Gobierno estimuló y subsidió a mares el consumo,
mientras desalentaba las inversiones. La fórmula es catastrófica y aún se
mantiene.
Tal como advirtió LA NACION en enero, en diciembre de
2014 no se repitieron los cortes catastróficos de diciembre de 2013 porque hizo
mucho menos calor y cayó significativamente la demanda. El Ministerio de
Planificación respondió a los datos comparativos con un comunicado lleno de
agravios y descalificaciones. Bastó que en el mes en curso haga el calor que no
hizo entre noviembre y febrero últimos para que vuelvan los cortes, que son
básicamente por el colapso de las redes de distribución.
La acusación a las empresas privadas del área
metropolitana es absurda. Esas compañías están virtualmente estatizadas desde
hace años. Obligadas a perder dinero regalando su servicio y obteniendo con
cuentagotas, y según el capricho de los funcionarios, compensaciones insuficientes.
Nadie invierte en un mercado así.
¿No tiene Jorge Capitanich el deshonroso récord de un
apagón en ocasión de un partido de la selección nacional de fútbol en su
provincia, con compañía estatal distribuidora?
La crisis es sistémica y tardará mucho en arreglarse. El
Gobierno pone parches y hace propaganda. Como con la puesta a plena potencia de
la central Atucha II. La Autoridad Regulatoria Nuclear lo autorizó a operar al
ciento por ciento en enero. Pero no se hizo hasta el 18 de febrero último, en un
pomposo acto de campaña con el que Cristina Kirchner intentó opacar la marcha
de ese día en homenaje al fallecido fiscal Nisman.
La central tiene 745 MW de potencia nominal. Operó a
pleno muy pocos días, según los datos oficiales. Trabaja desde entonces por
debajo del 80%, con 190 MW reportados como "indisponibles".
Los anuncios de Cristina Kirchner sobre una Argentina
líder en tecnologías nucleares no se ven materializados. El martes último, a la
hora del pico, la generación de ese origen no llegaba a cubrir el 4 por ciento
de la demanda de potencia.
La reserva total era de menos del 10%. Es decir, muy
cerca de un problema colosal en la generación. Atucha II tenía indisponibles
190 MW. No alcanzaba así a compensar la caída de la producción de la también nuclear
Embalse, que debe ser detenida para que se le alargue la vida útil. Casi no
había reserva térmica disponible: apenas 35 MW. Los "cortes programados no
anunciados" no son una novedad. El Gobierno no los revela porque no quiere
reconocer que con un arranque y un contexto muchísimo más favorables termina
con una crisis parecida a la del final de la presidencia de Raúl Alfonsín.
Logros dudosos
LA NACION ya había revelado que las distribuidoras -con
la autorización de las autoridades- comienzan a cortar cuando detectan que
alguna porción de la distribución se aproxima al colapso. Un estallido e
incendio de una cámara transformadora o el quemado de cables subterráneos no
sólo causan un apagón, sino que la reparación es costosa, y demora. Se opta por
interrumpir el servicio antes de alcanzar ese límite. Pero no se dice. Como
tampoco se confesó que Atucha II hacía "un piquecito" y de inmediato
volvía a trotar. No importa, en Twitter aparece todo el tiempo un
"trino" patrocinado (pagado) por Nucleoléctrica Argentina Sociedad
Anónima (NASA es la sigla, aunque parezca un error). Reza:
"#Orgullosos100x100 de la Central Nuclear Néstor Kirchner que ya opera a
plena potencia. #PlanEnergéticoNacional". Lo que no se dice es que la
marcha al ciento por ciento duró, justamente, lo que un tuit.
La política energética fracasó luego de llevar al
descalabro a la propia YPF. Los intentos desesperados por recuperar la
producción de gas van, en algunos casos, en la dirección correcta, pero no
darán frutos significativos antes de que Cristina Kirchner complete su mandato.
Los funcionarios parecen tener terror de que haya un
accidente serio, ya sea por un colapso en la distribución en un área extendida,
por un accidente en la generación o porque la necesidad de importar cada vez más
descalabre el muy vulnerable mercado cambiario.
Por eso, todos rezan para que lleguen lo antes posible
las temperaturas otoñales.
Incendio y falla en una central de Rosario
La ciudad de Rosario volvió a sufrir ayer numerosos
cortes de luz en distintas zonas. El problema principal fue un desperfecto en
la estación transfor-madora centro dependiente de la Empresa Provincial de la
Energía (EPE), que generó apagones en la ciudad. Esto provocó, además, que
varias zonas de Rosario permanezcan sin agua potable por varias horas, debido a
la falta de energía en la central de rebombeo de Aguas Santafesinas de Ocampo y
Dorrego. Según precisaron voceros de la empresa proveedora del suministro, el
inconveniente ocurrió a las 17.40 de ayer en un cable de alta tensión, que
generó un incendio..
Fuente: LA NACION.ar
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